16 junio, 2024

En el ambiente de acusaciones y estrategias de campaña que pueden definir no sólo el resultado de las elecciones, sino también la percepción pública de los candidatos, durante el tercer y último debate presidencial, celebrado el pasado 20 de mayo de 2024, Xóchitl Gálvez, candidata de la coalición formada por el PAN, PRI y PRD, intensificó sus críticas hacia Claudia Sheinbaum, abanderada de Morena, acusándola de tener vínculos con la delincuencia y calificándola de “narcocandidata“.

 

Esta acusación no es nueva en el discurso de Gálvez, pero ha cobrado mayor intensidad tras la publicación del último libro de Anabel Hernández, donde se exploran supuestos vínculos de diversos políticos con el crimen organizado. Gálvez utilizó este material como base para reforzar sus ataques durante el debate, buscando impactar en la opinión pública y cuestionar la integridad de Sheinbaum.

 

La candidata del PAN, PRI y PRD también criticó la actitud de Sheinbaum por considerar las elecciones como un mero trámite, un comentario que Sheinbaum ha negado. “El próximo 2 de junio, los mexicanos van a tomar la decisión. No es un trámite, señora Sheinbaum, y me parece grave que usted se atreva a decirlo”, afirmó Gálvez, subrayando la importancia del proceso electoral como una decisión crítica para el futuro del país.

 

Durante el debate, Gálvez también tocó temas sensibles relacionados con la fe y los símbolos religiosos. Recordó una visita que ambas candidatas hicieron al Papa Francisco, contrastando sus comportamientos y acusando a Sheinbaum de usar la religión para beneficio político.

 

“Las dos tuvimos un encuentro con el Papa. ¿Le contaste cómo usaste a la Virgen de Guadalupe en una falda, a pesar de que no crees en ella ni en Dios? ¿Le platicaste que derrumbaste una iglesia cuando fuiste delegada de Tlalpan? Tienes todo el derecho de no creer en Dios, es un tema personal. A lo que no tienes derecho es a usar la fe de los mexicanos como oportunismo político. Eso es una hipocresía”, señaló Gálvez, intensificando el tono de su discurso.

 

Gálvez cerró su intervención con una llamada a la acción, presentando su candidatura como una alternativa para aquellos que desean un cambio en el manejo del gobierno: “Hay dos caminos: que siga la corrupción, la violencia y la mentira o el camino que yo te ofrezco, un gobierno honesto y dedicado a recuperar la paz”.

 

Esta estrategia de confrontación directa refleja la urgencia de Gálvez por diferenciarse y posicionarse como la opción de cambio frente a la continuidad que representa Sheinbaum y Morena. En un clima electoral donde las promesas de integridad y transparencia son cruciales, las afirmaciones de Gálvez buscan resonar con un electorado cansado de escándalos y buscando seguridad y estabilidad.

 

Mientras que el equipo de Sheinbaum ha rechazado estas acusaciones, calificándolas de difamatorias y sin base, la campaña de Gálvez parece decidida a mantener esta línea de ataque hasta el día de las elecciones, esperando que el impacto en la percepción pública sea suficiente para inclinar la balanza a su favor.

 

Con las elecciones a la vuelta de la esquina, los votantes mexicanos se enfrentan a una decisión crítica, influenciada no solo por las propuestas de los candidatos, sino también por su capacidad para manejar las acusaciones y mantener la integridad bajo presión.