El Ángel Caído deambula por su biblioteca digital, manos tras la cintura y con un aire reflexivo. Se acaba de enterar que José Agustín ha muerto, este 16 de enero. “Fuck, lo bueno es que al maestro todavía le dio tiempo de cargar los peregrinos y estirar su existencia al máximo, biográficamente cayó en la cancha del 2024.”, reflexiona.
Preso de sus recuerdos involuntarios, muy a lo Proust, mira su tarro, aspira el aroma de su café y evoca aquellas mañanas noventeras de lectura, tirado de panza en algún pastizal de Ciudad Universitaria, matando clase, los imprescindibles John Player Special, y bebiendo el elixir negro, ávidamente con los ojos puestos en la literatura de José Agustín, quien transformado en letras, siempre andaba en su morral de cuero, muy ad hoc de estudiante de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales.
De perfil, fue el primer acercamiento del Fallen con la literatura Joseagustiniana. Aquellos pasajes que le hicieron reír y hasta llorar, siempre quedaron en su mente porque marcaron su etapa universitaria y le dieron pauta para explorar más allá de lo que era La Onda.
Definitivamente, reflexiona el Ángel Caído, José Agustín le debe mucho al régimen presidencial emanado de la Revolución Mexicana y por supuesto, al PRI. ¿Qué es lo que encumbró al autor guerrerense? Precisamente ese estilo contracultural, desenfadado, saltándose las trancas de la mamonería establecida por escritores de alcurnia (Carlos Fuentes, yo sé que me estás oyendo).
José Agustín rompió con el molde de la cultura impuesta por el PRI y la moral de la sociedad postrevolucionaria e impuso un estilo que marcó a toda una generación.
¿Quién podía hablar de rocanrol, drogas y sexo en la segunda mitad del siglo XX? ¿Quién le podía decir “Chaqueta a una Chaqueta?” Definitivamente José Agustín, que a sus 16 años ya había publicado su primera obra.
Inventando que sueño, Se está haciendo tarde, El rey se acerca a su templo, Ciudades desiertas, Cerca del fuego y Dos horas de sol, llegan a la memoria de Fallen Angel, en flashbacks en los que recorre su vida y afición literaria.
Por supuesto, este Ángel, que cayó abruptamente de los cielos, recuerda esas tardes de domingo en las que sacrificaba sus partidas de carambola a tres bandas con tal de quedarse a mirar Canal 11 y la emisión de Del Rock y Otras Rolas, programa en el que José Agustín compartía con Jordi Soler (también icónico locutor en la mejor etapa de Rock 101) y reflexionaban sobre la contracultura en México. ¡Ah, qué deleite, dos de los escritores preferidos del Fallen, a cuadro! Por obra del espíritu santo, los capítulos de esa serie todavía se pueden ver en YouTube.
Dos Horas de sol, es la novela de José Agustín que más ha hecho reír al Ángel Caído. Obra publicada en 1994, con un autor maduro, mordaz y brillante. Hay tintes de política mexicana, corrupción, por supuesto, de rock y sexo. Se las dejo de tarea, queridos lectores.
José Agustín, De perfil, o como le venga en gana, descanse usted en letras.