Calma, no eres el único sin utilidades y buscando opciones para ganarte una lanita más. ¿A poco no parece que todo mundo quiere sacar lana de algo? Pues así andamos con la Doctora Sheinbaum defendiendo el “Chocolate Bienestar” para empujar su venta, hasta Zuckerberg metiendo comerciales en tus estados de WhatsApp. ¡Aquí nadie quiere quedarse sin una lana extra!
Chocolate Bienestar: el dulce que endulza la pobreza… y la polémica
La presidenta, Claudia Sheinbaum, salió en defensa del “Chocolate Bienestar”, ese producto estrella que los chakas ofrecerán en lugar del típico Nikolo en el transporte público con su melódica tonada de “mira carnal no me dejes con la mano extendida, checa la caducidad” ahora falta ver si el Abuelito de la transformación lo representará, eso si, dicen que es sin tanta azúcar. La crítica empezó por sus terroríficos sellos de advertencia que dicen “EXCESO DE AZÚCAR”, como si fuera una amenaza existencial. Pero no, la doctora que todo lo sabe aseguró que “sí tiene azúcar, pero poquita, casi como si fuera azúcar de cariño”.
Dicen que tiene más cacao que los chocolates comerciales, lo cual suena bien, pero al mismo tiempo María Luisa Albores, la jefa de Alimentación para el Bienestar, salió a anunciar que habrá presentaciones de mesa, en barra, y en polvo… como si fuera Pokémon, pero versión chocolatera nacionalista. Con estas buenas noticias ¡Sólo falta el Pan Integral Bienestar para armamos la canasta básica de la 4T!
Comida chatarra en las escuelas: el juez que le dio sed de papitas
Y mientras defendía su chocolatito con sabor a patria, Sheinbaum se fue contra un juez que osó conceder un amparo para que los niños puedan comer sus cheetos en el recreo. “No es posible que un juez impida la salud infantil”, dijo indignada, como si el Poder Judicial fuera el proveedor oficial de Coca-Colas escolares.
Según la presidenta, el artículo 4º de la Constitución garantiza el derecho a la salud, así que cualquier comida con más colorantes que contenido nutritivo es una amenaza directa al pacto social. ¿La solución? Que las mamás, papás y hasta los conserjes vigilen la lonchera. Porque sí, es más fácil que Doña Mari decomise papitas, que arreglar el sistema alimentario nacional.
Soberanía alimentaria: sembrando esperanza, cosechando votos
Pero no todo es azúcar en este país. También hay maíz. Mucho maíz. Porque el gobierno acaba de anunciar una inversión de 83,760 millones de pesos para hacer que México sea el rey de la soberanía alimentaria.
Julio Berdegué, el secretario de Agricultura, dijo con tono de vendedor motivacional: “Vamos a hacer bien las cosas, con los pequeños productores”. ¡Ajá! O sea, los mismos campesinos que llevan años pidiendo apoyo, pero que ahora sí serán escuchados… porque elecciones.
Las metas suenan hermosas: subir 17% la producción de maíz, 64% la de frijol, y casi duplicar el arroz. Casi suena como un menú del día con sopa de lentejas, arroz con plátano y el clásico frijol sin gas. Pura autosuficiencia, pero eso sí: sin tocar a las empresas trasnacionales que siguen dominando el mercado.
WhatsApp se vuelve el tianguis digital: bienvenidos los anuncios
Y mientras el gobierno quiere que comas cacao nacional, Mark Zuckerberg ya encontró cómo cobrarte por ver memes de Piolín. Resulta que ahora WhatsApp —sí, ese lugar sagrado donde tu tía comparte cadenas de oración— tendrá anuncios en los estados y canales. Y si eso no te ofende, prepárate: también llegan las suscripciones de pago a canales. ¡Ahora sí vas a pagar por leer lo que antes te llegaba gratis con faltas de ortografía!
Nikila Srinivasan, la jefa de mensajería empresarial de Meta, dijo que todo está súper bien cuidado: “los chats personales seguirán privados”. Claro, hasta que algún canal patrocinado te recomiende comprar bicarbonato milagroso para el hígado. Todo esto se basa en tu ubicación, idioma y actividad en la pestaña de novedades. Porque si estás en Iztapalapa, tal vez te anuncien tamales; si estás en Polanco, probablemente clases de yoga con vino orgánico.
Y así está el país a medio año, mis estimados: unos vendiendo chocolate revolucionario, otros sembrando votos con frijolitos patriotas, y los de Silicon Valley vendiéndonos nuestra propia atención. Aquí todos quieren sacar dinero. ¿Y tú, qué vas hacer? Quizás sobrevivir a la quincena, mandarle stickers a tu crush por WhatsApp antes que los cobren también o invertir en el frijol de lujo nacionalista.
