Opinión

Ser político, la carrera del futuro en México

Si usted es de los que le gusta la grilla, andar pendiente de lo que hacen los demás, criticar al vecino, hacer el mínimo esfuerzo y pedir un aumento o bono a la mínima provocación, organiza colectas a nombre de desconocidos, hace favores y los anda cobrando en cuanto puede, y desde chiquito se queda con los cambios, tenemos grandes noticias, la política mexicana tiene un lugar para usted.

Por el contrario, si tuvo un poquito de dignidad para buscar ganarse el pan de cada día con un trabajo menos mal visto, active el modo sarcástico y comparta esta nota con su sobrino de Ciencias Políticas o su familiar porro que viste como todo un caudillo con barba mal crecida y playera de la revolución bolivariana pero gusta de ver series en Netflix y destruir el capitalismo desde un Starbucks.

Tanto coaching en las redes nos hace reconocer un modelo de emprendimiento que lleva en México muchos años avanzando. ¿Cansado de su trabajo mal pagado?, ¿Cree que su talento está desperdiciado?, quizás sea momento de emprender un nuevo rumbo y en México todo es posible, porque ahora es más fácil aspirar a un cargo político que en otras épocas. Le compartimos esta guía rápida de cómo hacer política en el país sin morir en el intento, quizás y sin saberlo sea usted el futuro ilustre político de éxito que México no esperaba.

1. Aprende a Polarizar como los profesionales

Los líderes autoritarios, desde Trump, López, Maduro o hasta Castro, han usado la división para construir su ejército de seguidores y difamar a sus rivales. Tú, querido aspirante, haz lo mismo: elige un tema divisorio y vuélvelo tu bandera (agua, migración, neoliberales, gasolina, perros, trans, lo que sea) y lanza consignas incendiarias en TikTok. Polariza con estilo: di que tu oposición es “el enemigo de la patria” y verás cómo suben tus likes, pero recuerda, debes enfatizar que los otros son los malos y tú eres toda bondad, casi el gemelo perdido de nuestro Señor Yisus.

2. Cultiva tu Narcisismo tóxico

El narcisismo maligno no es pecado, es requisito. En México el político de hueso colorado solo admite sus números, sus datos, su verdad. Repite frases tipo “yo como servidor público lo hago mejor que todos” cada vez que tengas un micrófono. Imita el ‘‘síndrome de Hubris’’ de Trump: exagera tus logros domésticos (“hice más baches en dos semanas que cualquier gobernador en 20 años”) y presume un “servicio ciudadano” que no existe. Recuerda que en la política entre más repitas una mentira quizás se haga verdad, o al menos tus seguidores la creerán fielmente para apoyarte cuando así los convoques en tu defensa.

3. Disfraza mentiras de promesas

Prometer es —literalmente— tu pan de cada día. Haz promesas y gasta dinero, favor con favor se paga así que mira dónde puedes sacar una lana para darle unas migajas a tus simpatizantes y que eleve tus puntos en las encuestas, si llega a fallar algo -es una posibilidad- es fácil resolverlo, crea una cortina de humo y haz un descubrimiento espectacular que enternezca y distraiga de tu cagadero. Y recuerda, siempre que alguno se te quiera salir del huacal aprovecha la oportunidad para llamarlo “enemigo del pueblo” y suéltale un huesito, un cargo, una propiedad, una enmienda que retenga su talento grillero y porro para tener su sumisión y traerlo al rebaño, al buen camino, con fidelidad a tus propósitos.

4. Domina El Trastorno de Atención Mediática

Las redes sociales son tu droga. Comparte cada segundo de tu “jornada épica”: selfies en giras, memes de tu cara, historias de Instagram contando tu humildad desde tu privilegio, compartiendo con los ricos y los pobres, aunque con los últimos si hazlo más selectivo para que no te quemes. No dejes que bajen tus números: tu ego político depende de seguidores y retuits. Si no publicas, tu metabolismo mediático entra en abstinencia.

5. Concentra poder como monarca

Olvídate de contrapesos: un buen político centraliza todo. Designa amigos en cargos clave, coloca cuñados como jefes de área y amarra a la justicia con decretos exprés. Si alguien te cuestiona, haz un “golpe institucional” y madruga a tus opositores. ¡El que madruga… reforma la Constitución!

6. Practica la negación de derrota

Aquí no hay segunda vuelta, ni rendición de cuentas: pierde con dignidad de reality show. Si tu elección no favorece tus intereses, grita “¡fraude!” y organiza mítines donde culpes a “la élite corrupta”. Recuerda: los políticos tóxicos nunca pierden, reciclan su derrota en nuevo guion, y lo mejor, se hacen puros de todos sus errores pasados.

7. Vende Empatía Emocional Para cerrar el combo, nada como el llanto de cocodrilo. Vístete de tragedia: presume tus orígenes humildes, muestra la llanta ponchada en tu camioneta oficial y visita hospitales “por accidente”. Los “momentos emotivos” generan vínculos duraderos: la gente odia al que no escucha su drama.

Si considera que puede brillar en estos reflectores, lo invitamos a acercarse a su político más cercano, seguro encontrará motivaciones para servir a la patria y de paso grabar su nombre con letras de oro (o al menos en alguna calle de su pueblo o colonia) para la posteridad como uno de los próceres de la nación, casi a la par de los que están transformando el país en lo que nunca nos imaginamos.

To Top