La decisión del gobierno georgiano de retrasar hasta 2028 su proyecto de adhesión a la Unión Europea (UE) desató intensas protestas en Tiflis, la capital del país, y otras ciudades. Miles de personas, ondeando banderas europeas y georgianas, bloquearon las calles frente al Parlamento, exigiendo un cambio de rumbo en la política nacional.
Los manifestantes se congregaron de manera pacífica, pero el escenario cambió poco después de la medianoche, cuando la policía antidisturbios utilizó gas lacrimógeno, cañones de agua y balas de goma para dispersarlos. Algunos manifestantes montaron barricadas y les aprendieron fuego, mientras que la represión incluyó ataques a periodistas y varias detenciones, según medios locales.
El primer ministro, Irakli Kobajidze , justificó la decisión de aplazar la adhesión a la UE, acusando al Parlamento Europeo y a “algunos políticos europeos” de “chantaje”. La medida llegó después de que la Eurocámara aprobara una resolución no vinculante que denunciaba “irregularidades significativas” en las elecciones legislativas de octubre, cuestionadas por Bruselas y Washington.
Georgia, que se convirtió oficialmente en candidata a la adhesión a la UE en diciembre de 2023, enfrenta críticas internacionales por un aparente retroceso democrático. Bruselas congeló el proceso de adhesión, exigiendo reformas profundas. Kobajidze afirmó que el gobierno seguirá trabajando en las condiciones necesarias para alcanzar el estatus de miembro en 2030, pero las protestas reflejan un fuerte descontento popular.
El partido Sueño Georgiano , acusado de alinearse con Moscú, enfrenta presión tanto interna como externa para retomar el camino hacia Europa, sin embargo, la decisión de aplazar la adhesión hasta 2028 ha generado incertidumbre sobre el futuro democrático del país.