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Líderes sindicales en México: décadas en el poder bajo la sombra de la impunidad
En México, varios líderes sindicales han mantenido el control de sus organizaciones durante décadas, consolidando estructuras de poder que han sobrevivido a cambios de gobierno, reformas laborales e incluso escándalos de corrupción. Este fenómeno, conocido como perpetuación sindical, plantea serias interrogantes sobre la democracia interna de los sindicatos y su función real en la defensa de los derechos laborales.
Entre los casos más emblemáticos destaca el de Carlos Romero Deschamps, quien dirigió el Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM) durante más de 26 años, pese a diversas denuncias por enriquecimiento ilícito. Aunque renunció en 2019, su influencia en la estructura sindical sigue siendo motivo de debate.
Otro ejemplo es el de Napoleón Gómez Urrutia, líder del Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos y Similares de la República Mexicana, quien heredó el liderazgo de su padre en los años 90 y, tras un exilio de más de una década por acusaciones de malversación, regresó al país en 2018, respaldado por el actual gobierno, incluso siendo electo senador.
La lista continúa con líderes como Víctor Flores Morales del sindicato ferrocarrilero, y Elba Esther Gordillo, quien por años controló el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), uno de los más grandes de América Latina, hasta su detención en 2013 por corrupción, aunque más tarde fue absuelta.
A pesar de las reformas laborales impulsadas en 2019 para promover la democracia sindical, incluyendo el voto libre, directo y secreto para la elección de dirigentes, muchos sindicatos aún operan bajo prácticas autoritarias, con líderes que obstaculizan el relevo generacional y la transparencia.
Expertos señalan que la falta de fiscalización, el clientelismo político y la debilidad institucional han permitido que estos dirigentes se mantengan en el poder, muchas veces más preocupados por sus intereses personales que por las condiciones laborales de sus agremiados.
La perpetuación de estos liderazgos representa un obstáculo para la modernización del sindicalismo en México y cuestiona su papel como contrapeso ante los abusos laborales en un país donde millones de trabajadores siguen en condiciones de precariedad.
A esta lista es necesario agregar al dirigente del Sindicato Único de Trabajadores del Poder Judicial, Diego Valdez Medina, quien recién fue reelecto para el periodo 2025-2031, tras un proceso electoral en el que su planilla fue la única registrada.
Como sindicato mayoritario emitió una convocatoria a modo, en la que solo se benefició él y dejo fuera a otras planillas aduciendo que no reunieron los requisitos, no obstante que él tampoco, como lo denunciaron en su momento trabajadores de otras planillas, quienes presentaron pruebas de que no había pagado sus cuotas sindicales y es trabajador de confianza, lo que en principio le impedía contender para la dirigencia de este sindicato.
Esta elección tuvo lugar el 15 de julio de 2025, tras las denuncias de trabajadores que lograron una nueva convocatoria para inscribir las planillas, aunque no la recepción de otros contendientes y luego en medio de la controversia en torno al proceso electoral, con acusaciones de falta de transparencia y opacidad, Diego Valdez se dijo ganador de esa elección, lo que le coloca en la lista de dirigentes que se han perpetuado en el poder sindical mexicano.