1 julio, 2024

Julian Assange, fundador de WikiLeaks, arribó a Canberra, Australia, este miércoles, después de aceptar un acuerdo de culpabilidad con las autoridades estadounidenses que pone fin a una larga batalla legal de más de una década. Assange fue recibido con entusiasmo por sus seguidores y los medios de comunicación al desembarcar de un avión privado en el aeropuerto de Canberra, alrededor de las 19:30 horas locales.

 

En un emotivo reencuentro, Assange saludó y abrazó a su esposa Stella y a su padre antes de dirigirse a la terminal acompañado por su equipo legal. A pesar de las celebraciones, Assange no ha hecho declaraciones públicas desde su liberación y no participó en la conferencia de prensa organizada por WikiLeaks en un hotel de Canberra. Su esposa Stella comentó que Julian necesita tiempo para recuperarse y adaptarse a su nueva libertad, insinuando que aún es prematuro hablar sobre sus planes futuros.

 

 

El retorno de Assange a Australia marca el cierre de un capítulo que comenzó con su refugio en la embajada de Ecuador en Londres y continuó con su detención en el Reino Unido, donde luchó contra la extradición a Suecia por acusaciones de agresión sexual y posteriormente a Estados Unidos por cargos relacionados con la publicación de documentos clasificados en 2010.

 

Después de más de cinco años en una prisión de alta seguridad en el Reino Unido y siete años asilado, Assange enfrentó 18 cargos criminales en Estados Unidos, que incluían conspiración para obtener y divulgar documentos de defensa nacional. Finalmente, se declaró culpable de un solo cargo en un juicio celebrado en las Islas Marianas del Norte, seleccionadas por su proximidad a Australia y como medida de compromiso dada su reticencia a viajar a territorio continental estadounidense.

 

 

El Primer Ministro australiano, Anthony Albanese, quien ha apoyado los esfuerzos por la liberación de Assange, confirmó haber tenido una “conversación muy cálida” con él tras su llegada. Albanese destacó el compromiso del gobierno australiano con la defensa de sus ciudadanos, insinuando que la intervención gubernamental fue clave para la resolución del caso.

 

Mientras tanto, en Estados Unidos, el juez del distrito, Ramona V. Manglona, aceptó la declaración de culpabilidad de Assange y destacó que el gobierno no reportó víctimas directas debido a las acciones de Assange, deseándole un feliz cumpleaños anticipado y destacando la conclusión de su encarcelamiento.

 

 

Los simpatizantes y defensores de Assange celebran su retorno y el fin de su persecución legal como una victoria para la libertad de expresión y la transparencia gubernamental, mientras que sus críticos continúan cuestionando la prudencia de sus acciones. Este complejo caso ha generado un amplio debate sobre los límites del periodismo, la seguridad nacional y los derechos humanos, subrayando la delicada balanza entre la libertad de prensa y la protección de información clasificada.