22 diciembre, 2024
La historia detrás de las figuras navideñas: una tradición de Tlaquepaque que lucha por sobrevivir

En el corazón de Tlaquepaque, Jalisco, surgió hace más de un siglo una de las tradiciones navideñas más emblemáticas de México: las figuras de barro para nacimientos. Todo comenzó en 1903, cuando Dionisio Martínez Rosales, a sus 13 años, emprendió un arduo viaje que cambiaría para siempre la Navidad mexicana.

 

Dionisio, acompañado por su familia y dos burros cargados con mercancías, recorrió 540 kilómetros a pie desde Tlaquepaque hasta la Ciudad de México. El trayecto, que duró 17 días de ida y otros 17 de regreso , estuvo lleno de desafíos: frío extremo, amenazas de asaltantes y un calzado rudimentario hecho de huaraches. Con esfuerzo, logró introducir las figuras de barro a la capital, iniciando una tradición que perdura hasta nuestros días.

 

El trabajo de Dionisio inspiró a generaciones de artesanos en Tlaquepaque, un municipio con una larga tradición en el trabajo del barro. Hoy, Chuy Martínez , su bisnieto y sexta generación de artesanos, mantiene viva esta labor, acompañado por su esposa Martha García y su hijo mayor, Yeshua, de ocho años.

 

Sin embargo, esta tradición enfrenta una seria amenaza: la competencia de decoraciones navideñas de plástico, principalmente importadas desde China , que han ganado popularidad por ser más económicas. “Mucha gente ya no valora lo hecho a mano, prefiere lo barato”, lamenta Chuy.

 

Para preservar su legado, la familia Martínez ha iniciado talleres infantiles donde enseñan a niños y niñas a trabajar el barro. La meta no es solo transmitir la técnica, sino también inculcar amor y respeto por el arte tradicional mexicano .

 

A pesar de los retos, la familia sigue creando más de mil piezas al año , que distribuyen en estados como Jalisco, Michoacán y Nayarit. Para Chuy, estas figuras no son solo adornos navideños, sino testimonios de historia, esfuerzo y creatividad que forman parte del alma de la Navidad en México.