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En UNAM celebran 17ª edición de las jornadas académicas y culturales por el Día del Maíz

En UNAM celebran 17ª edición de las jornadas académicas y culturales por el Día del Maíz

Los múltiples desafíos que enfrenta el maíz mexicano -falta de apoyos al campo, impacto del cambio climático, escasez de agua, uso de agroquímicos e introducción de semillas transgénicas, por ejemplo- ponen en riesgo la permanencia de saberes y prácticas comunitarias de pueblos indígenas y comunidades rurales y urbanas.

 

La directora de la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS) de la UNAM, Carmen Casas Ratia, alertó lo anterior durante los trabajos de la décimo séptima edición de las jornadas académicas y culturales por el Día del Maíz.

 

La especialista agregó que este grano -domesticado y diversificado en México hace nueve mil o 10 mil años- es reconocido como patrimonio de las y los mexicanos.

 

Su cultivo ha dado origen a la milpa, un sistema agroecológico que aporta diversidad de productos y nutrientes; además, cuenta con 65 razas y miles de variedades, resultado del trabajo de familias agricultoras, puntualizó.

 

El maíz, aseveró, representa la historia y cultura de la nación, pues más de 600 platillos tradicionales están elaborados con este producto, símbolo de identidad y resistencia.

 

En ese sentido, Casas Ratia dijo que el llamado desde Trabajo Social es a proteger las semillas nativas y los sistemas agroecológicos como la milpa, que hoy se encuentran amenazados por el modelo agroindustrial dominante.

 

A decir de la universitaria, la jornada subrayó la importancia de garantizar el derecho a la información y a la educación alimentaria para hacer frente a la crisis en este ámbito y preservar la identidad cultural.

 

Trabajo social tiene el compromiso de difundir la riqueza sociocultural y biológica de México, cuidar nuestra salud, el ambiente y tejido social comunitario que sigue dando vida a la salud alimentaria con identidad y arraigo, enfatizó.

 

Alimento y patrimonio cultural

 

En su intervención, la profesora de carrera de la ENTS y coordinadora de las jornadas, Monserrat Virginia González Montaño, mencionó la relevancia de valorar la milpa como una expresión de biodiversidad y diversidad sociocultural con más de 10 mil años de historia. Señaló que, pese a haber sido marginada durante años, continúa nutriendo y sosteniendo a las y los mexicanos.

 

Celeste Cruz, del Área de Vinculación Social de la UNAM -quien acudió en representación de la directora de Servicio Social y Vinculación Laboral de la Dirección General de Orientación y Servicios Educativos, Claudia Navarrete García- se refirió a la significación de generar estos espacios de diálogo entre la Universidad y las comunidades productoras y defensoras del grano.

 

A su vez, el secretario General del Centro de Enseñanza para Extranjeros (CEPE), Jorge Jiménez Rentería, reconoció el papel fundamental de las mujeres en la producción, cuidado y protección del grano. “México tiene todo que ver con el maíz y tiene todo que ver con las mujeres”.

 

La profesora de la Facultad de Ciencias (FC), Liliana Itzé López Olmedo, invitó a reflexionar sobre su riqueza y diversidad como alimento y patrimonio cultural. “No hay dos pozoles iguales ni dos atoles iguales; cada quien le imprime su sello”.

 

Abril Zulema Navarro Márquez, egresada de la ENTS e integrante de la Cooperativa Oyameyo; y Antonino Campos García, de la Confederación de Campesinos de Amecameca, Estado de México, coincidieron en la urgencia de resguardar y difundir los saberes ancestrales como el uso medicinal de las plantas y la conservación de las razas de maíz.

 

La 17ª edición por el Día del Maíz tuvo como sedes la ENTS, la FC, la Dirección General de Orientación y Atención Educativa y el CEPE, donde se desarrollaron actividades académicas, culturales y artísticas como conferencias, conversatorios, presentaciones de libros, talleres, exposiciones de fotografías, juegos de pelota, concurso de cocina, performance y un recital musical.

 

Participaron estudiantes, docentes, colectivos civiles, artistas, artesanas. Además, en la sede de la ENTS se colocó el Tianguis La Milpa.

 

Su futuro se definirá en América

 

En los países de América Latina el cultivo del maíz enfrenta un proceso de desterritorialización, es decir, una ruptura entre una agricultura cada vez más globalizada y los territorios originarios donde tiene importancia alimenticia y cultural, refirió Diana Alejandra Méndez Rojas, del Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe (CIALC) de la UNAM.

 

La especialista ofreció una conferencia sobre el tema en el CIALC -moderada por Gerardo Torres Salcido, director de esa entidad- y dijo que esta situación es consecuencia de la internacionalización de los mercados y del desarrollo de un modelo agrícola en donde la voluntad de los actores sociales tiende a ser nulificada.

 

En el auditorio Leopoldo Zea, la doctora en historia subrayó que tres naciones lideran la obtención mundial: Estados Unidos, más de 380 millones de toneladas; China, aproximadamente 280 millones; y Brasil supera 130 millones.

 

Estos datos corroboran la tendencia de la desterritorialización del grano vuelto monocultivo, pues su especialización se ha dado en espacios alejados de los de su primera domesticación, ocurrida en la unidad cultural mesoamericana.

 

Agregó que estas condiciones cobran más interés si se considera que entre los 10 mayores productores se cuenta a cuatro naciones del continente americano: Estados Unidos, Brasil, Argentina y México.

 

Ello significa que el futuro del maíz será definido en América, lo que es relevante si tomamos en cuenta las predicciones que apuntan a que su consumo se mantendrá al alza durante las próximas décadas, sostuvo.

 

Méndez Rojas manifestó que a escala latinoamericana contamos con más de 200 razas de maíz, y recordó que el contemporáneo tuvo un proceso de domesticación a partir de un ancestro silvestre hace aproximadamente nueve mil años en la cuenca del río Balsas, en el actual territorio del estado de Guerrero, en México.

 

Méndez Rojas estimó que la agroindustria tenderá a aumentar hacia más del 80 por ciento del control de la producción global destinada a usos industriales. Sin embargo, las posibilidades de gestionar el valor alimentario y cultural del maíz recaen en disputar ese 20 por ciento restante.

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