21 noviembre, 2024

 

Con las elecciones presidenciales de Estados Unidos por definirse, surge una pregunta poco común pero constitucionalmente posible: ¿qué sucedería si ni Kamala Harris ni Donald Trump obtuvieran la mayoría de votos del colegio electoral para asegurar la presidencia? La Constitución de Estados Unidos prevé un procedimiento específico para estos casos, que otorgaría al Congreso la responsabilidad de elegir al próximo presidente y vicepresidente.

 

Para ganar la presidencia, un candidato necesita 270 votos del colegio electoral de los 538 posibles, pero existe la posibilidad de un empate de 269 a 269, algo que nunca ha ocurrido en la historia moderna de EE.UU. De ser así, la decisión recaería en el Congreso y la recién electa Cámara de Representantes elegiría al presidente, mientras que el Senado se encargaría de designar al vicepresidente.

 

¿Cómo podría producirse un empate?

Un empate electoral podría darse en escenarios donde ambos candidatos ganen una combinación específica de estados clave o “columpio”. Por ejemplo, si Kamala Harris, la candidata demócrata, gana en los estados de Wisconsin, Michigan y Pensilvania, y Donald Trump, el candidato republicano, obtiene la victoria en Georgia, Arizona, Nevada, Carolina del Norte y un distrito de Nebraska, los votos electorales se repartirían equitativamente, dando lugar al mencionado empate de 269 a 269.

 

Este escenario hipotético plantea una situación inédita en la política estadounidense reciente. La última vez que ocurrió algo similar fue en las elecciones de 1800 entre Thomas Jefferson y Aaron Burr, quienes recibieron la misma cantidad de votos del colegio electoral, lo cual obligó a la Cámara de Representantes a decidir la elección después de 36 rondas de votación. eligiendo finalmente a Jefferson como presidente. Esta experiencia histórica llevó a la adopción de la 12ª enmienda en 1804, que desarrolló un protocolo claro para casos de empate.

 

¿Cómo funcionaría el proceso en el Congreso?

En caso de empate, el 6 de enero de 2025 el Congreso tendría la tarea de votar para designar al presidente y vicepresidente. Según la Constitución, cada estado tiene un voto en la Cámara de Representantes, independientemente de su población. Así, un estado como Idaho, con solo dos representantes, tiene el mismo poder de decisión que California, con 52 delegados.

 

Para ganar, un candidato necesitaría obtener al menos 26 votos de los 50 estados. Actualmente, los republicanos mantienen mayoría en la delegación de estados, lo que podría favorecer a Trump en caso de que esta configuración se mantenga en la nueva Cámara.

 

Probabilidad y el impacto de un empate

Aunque un empate en el colegio electoral es poco común, este procedimiento establece un sistema claro para resolver disputas. Sin embargo, una elección decidida por el Congreso podría intensificar las tensiones políticas y generar un ambiente polarizado en el país. Además, cualquier retraso en la elección final de un presidente podría impactar la estabilidad de las instituciones y el proceso de transición de gobierno en Estados Unidos.

 

Para la mayoría de los estadounidenses, esta posibilidad es solo un escenario teórico, pero resalta la importancia de los procedimientos constitucionales que permiten resolver situaciones complejas de manera ordenada. En una contienda tan reñida y con la participación activa de los estados “columpio”, un resultado inesperado como un empate podría someter a prueba la fortaleza de las instituciones democráticas de EE.UU.