Movilidad

Con ciclovías la CDMX gana en salud, espacio y movilidad sostenible

La construcción y expansión de ciclovías en zonas urbanas densamente pobladas como la Ciudad de México se ha consolidado como una herramienta eficaz para enfrentar los retos de la movilidad contemporánea. Con más de 200 kilómetros de ciclovías existentes y un ambicioso plan para añadir 300 kilómetros adicionales y renovar otros 500, la capital del país busca consolidar un modelo de movilidad sustentable que prioriza al peatón y al ciclista.

Una estrategia clave para ciudades más limpias y eficientes

Los beneficios de esta infraestructura no solo están relacionados con el traslado cotidiano. Según estudios internacionales, en ciudades que han fortalecido su red ciclista se ha observado una reducción de hasta 6 % en las emisiones de CO₂, debido al desincentivo del uso del automóvil privado. Esto representa un impacto positivo directo en la calidad del aire, uno de los principales desafíos ambientales de la CDMX.

La instalación de biciestacionamientos masivos, la ampliación de rutas seguras y el fortalecimiento de sistemas como Ecobici, que actualmente cuenta con casi 700 estaciones y 9 300 bicicletas, complementan esta estrategia integral. Todo esto forma parte de un plan que no solo apunta a descongestionar las vialidades, sino también a mejorar la salud pública y fomentar un cambio cultural en la manera de habitar la ciudad.

Beneficios tangibles para la salud, la economía y la seguridad vial

El uso de la bicicleta como medio de transporte en zonas urbanas ha demostrado ser una alternativa eficiente, accesible y saludable. En trayectos de entre 5 y 7 kilómetros, se ha comprobado que el ciclismo urbano puede ser más rápido que el automóvil en condiciones de tráfico habitual. Esto representa un ahorro en tiempo y recursos para la población usuaria, además de una menor presión sobre el transporte público.

La Organización Mundial de la Salud destaca que el ciclismo mejora la condición cardiovascular, reduce el riesgo de enfermedades crónicas y fortalece la salud mental. A su vez, contribuye a reducir los índices de sedentarismo, un problema creciente en contextos urbanos. Además, más del 90 % de las personas usuarias de la ciclovía Insurgentes manifestó que su experiencia fue positiva, lo que refleja una alta aceptación social de este tipo de infraestructura.

También es importante destacar que el desarrollo de ciclovías genera mayor seguridad vial, ya que al separar físicamente a los ciclistas del flujo vehicular se reduce el riesgo de accidentes. Asimismo, al tratarse de un sistema más incluyente, se amplían las opciones de transporte para sectores que no cuentan con automóvil, promoviendo equidad en el acceso al espacio público.

Las ciclovías no solo son carriles para bicicletas; son un símbolo de ciudades que apuestan por un futuro más saludable, sustentable y justo. Su impacto se extiende al medio ambiente, la salud colectiva y la transformación del modelo urbano. La CDMX avanza en ese camino con pasos firmes.

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