6 noviembre, 2024

 

La Ciudad de México se prepara para entrar en la temporada de partículas suspendidas PM10 y PM2.5, periodo en el cual históricamente se han registrado contingencias ambientales debido a la mala calidad del aire. Durante los meses de noviembre a febrero, es común que en la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM) ocurran inversiones térmicas, fenómeno que impide la dispersión de contaminantes en las primeras horas del día.

 

Este fenómeno se debe a que el aire frío y caliente en la atmósfera se invierten, lo que genera una capa de contaminación visible en las mañanas de invierno, formada principalmente por partículas suspendidas. Estas partículas, debido a su diminuto tamaño y composición, tienen dificultad para dispersarse y pueden ingresar fácilmente a los pulmones humanos, alojándose en ellos y provocando problemas de salud.

 

La Comisión Ambiental de la Megalópolis (CAMe) advierte que la exposición a estas partículas puede afectar los sistemas respiratorio y cardiovascular, asociándose con enfermedades como la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC), crisis asmáticas y un mayor riesgo de infarto al miocardio.

 

Históricamente, la Ciudad de México ha enfrentado desafíos significativos en cuanto a la calidad del aire. Según datos publicados en la Gaceta Oficial de la Ciudad de México por la Secretaría de Movilidad, en 2020 la contaminación atmosférica causó alrededor de 15,000 muertes prematuras y pérdidas económicas estimadas en 8,000 millones de dólares.

 

El registro de contingencias ambientales muestra que años como 1993 y 2016 fueron especialmente críticos, con múltiples emergencias declaradas debido a altos niveles de ozono y partículas suspendidas. Aunque en las últimas tres décadas se ha logrado una reducción de más del 30% en distintos contaminantes, el ozono y las partículas PM10 y PM2.5 continúan superando los límites establecidos por las normas oficiales mexicanas.

 

La Secretaría del Medio Ambiente de la Ciudad de México (Sedema) ha reconocido este problema y destaca que, aunque los días con buena calidad del aire han incrementado desde 2018, aún representan solo un tercio del año. Eventos como la quema de pirotecnia durante las festividades de fin de año agravan la situación, incrementando la concentración de partículas suspendidas y elevando el riesgo de contingencias ambientales.

 

Ante este panorama, las autoridades hacen un llamado a la población para tomar conciencia sobre la importancia de reducir emisiones contaminantes y adoptar medidas que contribuyan a mejorar la calidad del aire en la ciudad, protegiendo así la salud de sus habitantes.