Este domingo, la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) confirmó el fallecimiento de Juan Velásquez, uno de los abogados penalistas más renombrados de México, conocido por su exitosa carrera defendiendo a figuras controvertidas y poderosas, y su apodo, “El Abogado del Diablo”. Con 77 años de edad y más de cinco décadas de ejercicio profesional, Velásquez deja un legado que marcó profundamente el ámbito jurídico y político del país.
Velásquez se destacó en el ámbito jurídico por su trayectoria “invicta”, como él mismo la describía, al no haber perdido un solo caso en el que la libertad de sus defendidos estuviera en juego. En 2022, en entrevista con la Revista Abogacía, mencionó con orgullo que en sus 52 años de carrera como penalista nunca enfrentó una sentencia desfavorable para sus clientes. Este récord le ganó no solo prestigio sino una reputación que lo colocó en una posición única en la defensa de personajes altamente controversiales.
Representación de Figuras Polémicas
A lo largo de su carrera, Velásquez asumió la defensa de personajes importantes y, en algunos casos, señalados por el público y la prensa. Entre sus casos más notorios destacan sus representaciones de los expresidentes Luis Echeverría Álvarez y José López Portillo, ambos relacionados con temas polémicos durante sus mandatos. A Echeverría lo defendió en el proceso penal por el genocidio de Tlatelolco en 1968 y la Matanza del Jueves de Corpus en 1971, dos episodios oscuros de la historia moderna de México.
Velásquez también representó a otros personajes como el jefe de la policía capitalina Arturo “El Negro” Durazo Moreno, célebre por su relación con la corrupción y abuso de poder en los años 80, y al cardenal Norberto Rivera. Esta lista de clientes ilustres y, en muchos casos, controversiales, fue lo que le valió el sobrenombre de “El Abogado del Diablo”.
Reconocimientos y contribución académica
A lo largo de su vida, Velásquez fue distinguido con múltiples reconocimientos. Entre ellos, recibió nueve doctorados honoris causa y condecoraciones por parte de las Fuerzas Armadas de México, siendo el único civil en recibir este honor en cuatro ocasiones. Además de su labor como abogado, Velásquez fue un destacado académico. Desde su egreso de la Facultad de Derecho de la UNAM en 1969, se mantuvo vinculado a su alma mater como catedrático y conferencista, impartiendo cursos tanto en licenciatura como en posgrado, siempre enfocado en la defensa penal y los derechos humanos.
Su papel como profesor y asesor en instituciones militares como el Colegio de la Defensa Nacional y el Centro de Estudios Superiores Navales le otorgó una perspectiva única sobre el sistema de justicia en el país. En su perfil de la Fundación UNAM, Velásquez compartía su gratitud hacia la universidad y expresaba su compromiso por contribuir a la formación de futuras generaciones de abogados.
“La Facultad de Derecho de la UNAM me dio las bases para ser quien soy, y me siento honrado de haber podido contribuir a la formación de nuevos talentos en el ámbito del derecho penal,” escribió en una reflexión.
El Adiós de la Comunidad Jurídica
La noticia de su fallecimiento fue recibida con pesar en la comunidad jurídica y académica. La Facultad de Derecho de la UNAM publicó una esquela en redes sociales, donde expresó sus condolencias a la familia y amigos de Velásquez, además de hacer un reconocimiento a su extensa labor como profesor y abogado penalista.
“La comunidad de la Facultad de Derecho lamenta el sensible fallecimiento de su distinguido profesor y abogado penalista Juan Velásquez. Y se solidariza con la pena que embarga a sus familiares y amigos”, se lee en el mensaje.
Diversos colegas y exalumnos expresaron en redes sociales su reconocimiento a la influencia de Velásquez, destacando su trayectoria y la huella que dejó en el ámbito legal. Su compromiso con la justicia y su habilidad para enfrentar desafíos jurídicos en casos de alta complejidad lo convirtieron en una referencia indiscutible en el derecho penal.
La carrera de Velásquez fue única y controversial. Con una ética inquebrantable en la defensa de sus clientes, defendió a algunos de los personajes más criticados de la vida pública mexicana, y aunque muchas veces su trabajo lo llevó a situaciones adversas con la opinión pública, Velásquez mantuvo su postura de que todos merecen una defensa adecuada y justa ante la ley.
En una de sus últimas entrevistas, Velásquez comentó sobre la importancia de la imparcialidad en el sistema judicial y de cómo su labor en el derecho penal siempre estuvo enfocada en la protección de los derechos de sus clientes, sin importar su notoriedad o el contexto mediático que los rodeara.
La muerte de Juan Velásquez marca el fin de una era en el ámbito de la defensa penal en México. Su legado continúa en las generaciones de abogados que formó, muchos de los cuales reconocen la influencia de su estilo y ética profesional. Desde su despacho y su cátedra, inspiró a otros a explorar el campo del derecho con pasión y compromiso, manteniendo una postura de defensa a ultranza de los derechos individuales.
La historia recordará a Velásquez como un abogado que, sin importar la complejidad o lo polémico de los casos, llevó adelante su carrera con un principio claro: la defensa como pilar fundamental de la justicia.