¿Qué cosas no?, Dean Cain (lo culei ya venía en el nombre), ese actor gacho que le dio vida al Superman más galán de los 90, resulta que trabaja con el ICE, el brazo migratorio gringo más temido por nuestras tías que cruzaron la frontera con puro San Juditas y fe. O sea que el migrante más famoso de la historia —extraterrestre, sin acta de nacimiento y con doble identidad— ahora se dedica a perseguir… migrantes.
Dean Cain fue nombrado agente honorario del ICE en EE.UU., porque al parecer, hacer de superhéroe en la tele ya no da pa’ la renta.
Ahora se toma fotos con el uniforme, le sonríe a la migra y dice cosas como “los agentes son verdaderos héroes”.
La mejor parte: Superman no solo era ilegal, ¡era un peligro interplanetario!
- No pasó por migración
- Vino a darse a todas las hembras del mundo (así lo dijo su papí en la última entrega de Superman de James Gunn)
- No pagó impuestos y se apropió un terrenito abandonado en el ártico (muy Tecamac el estilo)
- Traía su nave sin placas y un perro sin vacunas
- Y encima se metió con una reportera sin avisarle que era de otro planeta
Pero eso sí, ahora anda reclutando raza para “defender la frontera” porque el dichoso muro nunca lo terminaron los albañiles.
Uno esperaría eso de un junior como Batman (con su varo y su mansión estilo mirrey panista), pero no del primo migrante en mallas azules que llegó de otro mundo buscando una mejor vida, no era justo.
Por si eso no fuera suficiente injusticia y decepción, está cocinándose el aumento del pasaje en Estado de México que tanto temían, si ahí donde la provincia comienza con letreros neón que dicen “López Portillo directo” y la gente duerme de trayecto hasta el asta bandera, ahora costará más ser apachurrado y asaltado.
El gobierno de doña Delfina Gómez Álvarez, la maestra que le pedía su mochada a los maestros para abonarle a ya saben quién, anda cocinando un aumento de 2 a 3 pesitos al pasaje, que ya de por sí es como pagar Uber por subirse a una carcacha con puertas que se cierran con la fe del pasajero.
Ese ajuste se lo ganaron a pulso -dicen- porque desde 2017 no se tiene un precio justo para los choferes y rutas, porque claro, si algo es justa la 4T es cumplir lo que promete a quienes le apoyan ¿verdad?.
Son solo 16 pesos, si de por si todo está caro pues subirle al camión un poco más es cualquier otra cosa. ¡Pero ánimo! ahora podrá seguir apretado, en calor o lluvia, subiendo y bajando donde le plazca, y lo mejor es que con la música bélica del chofer a todo volumen. Pero tenga confianza, la 4T es así, no desampara, gracias a este estratégico movimiento podrá impulsar el pequeño emprendimiento de esa subespecie que sube a ofrecerte el bubulubú, pero ahora a 10 varos porque, pues todo sube carnal.
Lo cierto es que aunque el incremento sea mínimo, la gente lo resentirá en su cartera, nos urge ganar bien y que las cosas valgan, no que cuesten, mientras los gringos quieren cobrar de más con sus aranceles y ajustes comerciales para favorecer su economía, acá de forma más modesta se hace con resultados de alto costo y servicios mediocres, como la mega farmacia o las sucursales del Banco del Bienestar que están cada día peor según tu abuelita que se asolea o moja de a gratis esperando alcanzar su pensión.
Pero calma, no nos amarguemos, al mexicano se le apacigua con la Casa de los Famosos, unos policías calenturientos o un poco de Futbol, y es ahí donde la mente maestra de la ciudad ideó la ciclovía “La Gran Tenochtitlán”, una joyita de 34 km que va del Zócalo al Estadio Azteca, justo a tiempo para el Mundial 2026.
Porque claro, nos faltarán medicinas y seguridad, agua y educación, pero que no falte la ruta para ir a ver cómo nos elimina Marruecos otra vez. Y eso sí, con nombre prehispánico, para que suene más fancy y nos sintamos guerreros en bici.
Esperamos que el sistema de Ecobici se ponga las pilas, no sea que hagan pedalear a nuestros turistas futboleros entre baches, coches en doble fila y una que otra patrulla invadiendo el carril. Quizás en una de esas y despertamos con vialidades del nivel de Dinamarca, que seguro si las conocen los políticos que las prometen.
En fin, es tiempo de injusticias y ya no podremos voltear al cielo para pedir ayuda, Superman nos dio la espalda, Delfina también y ahora nos tocará rascarnos con las propias uñas, y si se puede, con la ayuda de aquel que se descuide.

