
Cuerpo acádemico escuchado
Al presidir la ceremonia del Día del Maestro y la Maestra el rector de la UNAM, Leonardo Lomelí Vanegas, afirmó que no hay educación progresista, científica y humanista sin un cuerpo académico con estabilidad laboral, respaldado, acompañado y genuinamente escuchado.
Además, aseveró que la Universidad Nacional está en un proceso de renovación institucional “y en el centro de toda reforma deben estar tanto ustedes como el estudiantado”, remarcó al entregar el Reconocimiento al Mérito Universitario a 138 académicas y académicos que cumplen cinco décadas de servicio docente.
“Desde esta Rectoría refrendamos con convicción nuestro compromiso de seguir impulsando acciones orientadas al fortalecimiento de la vida académica, mediante una agenda que reconozca la centralidad del quehacer docente, que dignifique sus condiciones, promueva su formación continua y dialogue para transformar positivamente los paradigmas vigentes”, dijo.
En la Sala Nezahualcóyotl Lomelí Vanegas destacó que si algo define a esta casa de estudios es la certeza de que, sin la labor docente no podría cumplir su misión educativa, científica, cultural y social. “Sin docencia, no habría investigación, divulgación ni evolución del conocimiento; no habría comunidad crítica ni formación integral; en suma, no habría universidad pública, autónoma y colegiada en su sentido más pleno”.
Acompañado por la secretaria General de la UNAM, Patricia Dolores Dávila Aranda; el presidente en turno de la Junta de Gobierno, Jorge Cadena Roa; y el vicepresidente de la Junta de Patronos, Mario Luis Fuentes Alcalá, el rector Lomelí puntualizó que, el presente vertiginoso demanda propiciar procesos formativos que habiliten a las y los estudiantes para leer críticamente el entramado sociocultural, comprender las tramas de poder e interdependencia que lo configuran y posicionarse frente a ellas con responsabilidad y creatividad.
“Formar es estimular los sueños de las y los jóvenes, sabiendo que son capaces de imaginar otros órdenes posibles y de intervenir en sus entornos con una mirada situada y transformadora”, expuso.
Enseñar, prosiguió, es también resistir: al olvido, al dogma, a la indiferencia, a la desesperanza y a la incertidumbre. Es una forma de cuidar, de sostener y de ensanchar los vínculos que nos enlazan. Es un ejercicio civilizatorio en un presente que exige modelos de integridad y horizontes comunes que orienten nuestra marcha.
Agradeció a las y los maestros el trabajo que realizan en las aulas y recintos universitarios y que sostiene a esta institución como uno de los bastiones más sólidos y relevantes del pensamiento libre en el ámbito público y democrático del país.
“La UNAM no se entiende sin ustedes. Y si queremos imaginar un futuro más justo, sostenible, igualitario y habitable, será con ustedes, y nunca sin ustedes. Que este Día del Maestro y la Maestra sea no solo una distinción, sino una invitación al reencuentro y al porvenir compartido. Porque enseñar es nombrar todos los mundos posibles e imaginarlos de nuevo. Y esa tarea, en tiempos como los nuestros, no admite demora”, aseguró.
En nombre de las y los académicos con 50 años de labor docente, la académica Josefina Mac Gregor Gárate, de la Facultad de Filosofía y Letras, manifestó que la Universidad es el lugar de la inteligencia, pero sobre todo, de la razón y en momentos perturbadores como los que se viven en lo nacional y lo institucional se deben reforzar valores fundamentales como el compromiso, la responsabilidad, la honestidad, la justicia, la veracidad, el respeto, la lealtad, el trabajo y la constancia.
“Urge redoblar esfuerzos para preservar este espacio en el que la crítica sobre una ineludible base de reflexión y diálogo respetuoso nos puede llevar, con constancia, a mejorar las cosas”, señaló.
La UNAM, sitio donde se construye el futuro de la patria
El rector Leonardo Lomelí también entregó las insignias y distinciones que acreditan como investigadores eméritos a Federico Páez Osuna, Daniel Ignacio Piñero Dalmau, Enrique González González, Gerardo Suárez Reynoso y a Carlos Arámburo de la Hoz; así como de profesoras y profesores eméritos a Laura Hernández Guzmán, Jorge Arturo Meave del Castillo, Lena Ruiz Azuara, a Mariflor Aguilar Rivero y al pianista Paolo Antonio Mello Grand Picco.
En la ceremonia a la que asistieron los exrectores José Sarukhán Kermez, Francisco Barnés de Castro y José Narro Robles, en representación de los eméritos, Carlos Arámburo de la Hoz agradeció a la UNAM el haberlos provisto de espíritu y posibilidades para contribuir a generar conocimiento, transmitirlo, para formar personas de bien para el país y el mundo, y divulgarlo en beneficio de la sociedad.
Precisó que las universidades ayudan a la solución de problemas de la sociedad, son espacio de libertades que fortalecen la democracia, promueven la capilaridad social en México y el mundo, pero frente a ello hay embates frontales y/o velados en su contra para desacreditarlas, socavar su autonomía, apretarlas presupuestalmente, agitarlas, e intentar controlarlas desde variadas instancias de poder.
Por ello, subrayó que son tiempos para actuar con inteligencia, serenidad y firmeza, para robustecer la unidad y lealtad institucionales, pero también para comprender que hay que reformarse y evolucionar enfatizando que las universidades se deben a la sociedad. “Por ello, hoy más que antes, la sociedad debe apoyar y defender a la Universidad”, dijo.
Arámburo de la Hoz apuntó que el México actual no se entiende sin las aportaciones que la UNAM ha realizado. A partir de su refundación, en 1910, ha titulado alrededor de un millón 165 mil estudiantes, de los cuales 771 mil -66 por ciento- lo ha hecho del año 2000 a la fecha; lo que representa la titulación de 85 alumnos cada día del último cuarto de siglo. Este promedio aumentó el año pasado a 116, lo que constituye una importante contribución a la fuerza que diariamente labora en la edificación de este país.
“En lo que va del siglo XXI, la UNAM ha acogido en su seno a dos millones 255 mil estudiantes de primer ingreso; en el ciclo escolar actual 373 mil alumnos se preparan bajo la guía de 43 mil académicos en bachillerato, licenciatura y posgrado. Además, dos millones de personas cursaron programas de educación continua el año pasado”, refirió.
Asimismo, describió que alrededor de un tercio de la producción científica total de México, en los últimos 25 años, ha sido generada en la Universidad Nacional, con 256 mil publicaciones; además de ser la institución mexicana con el mayor número de patentes otorgadas en el último lustro; y aunado a que en 2024 más de dos millones de personas asistieron a 11 mil actividades artísticas y culturales.
“Hoy reiteramos nuestro compromiso para continuar, con entusiasmo y tenacidad, sumándonos a los esfuerzos de toda la comunidad universitaria para que la UNAM siga siendo, el principal proyecto educativo, científico y cultural de la nación. El sitio donde se contribuye a construir el futuro de la patria y la institución cuya esencia se manifiesta inobjetablemente, como el alma de México”.
Espacio para enseñar con libertad
En la ceremonia el rector de la UNAM entregó reconocimientos a Vicente Quirarte Castañeda y Patricia Elena Clark Peralta quienes concluyeron su encargo ante la Junta de Gobierno, así como a Jonathan Davis Arzac, quien terminó su encargo ante el Patronato Universitario.
En su oportunidad, Patricia Clark Peralta abundó que la Universidad Nacional Autónoma de México con su compromiso con la cátedra libre y su defensa de autonomía, da a las y los docentes el espacio para ejercer su vocación con libertad, creatividad y profundidad.
Gracias a ella, continuó, pueden generar y compartir el conocimiento; aprender de sus alumnas y alumnos y juntos, abrir caminos, proponer nuevas formas de ver el mundo. “Ser maestro es un acto de responsabilidad social, es reconocer que lo que sembramos en nuestras aulas impacta afuera, que formar seres humanos comprometidos, éticos y empáticos es una manera de transformar realidades, de cuidar la vida y de construir un país y un planeta más justo”.