Opinión

Serpientes y escaleras

Por Ricardo Burgos Orozco
Casi toda mi vida he viajado en el Metro, desde que era adolescente. Por supuesto, las primeras veces se me hacia un trasporte del futuro con torniquetes y boletos con los cuales no tenías que pagar en efectivo en la entrada, sus pasillos y sus andenes y pasillos cómodos, asientos para la espera del tren y sin las aglomeraciones de ahora.
Hoy al Metro se suben seis millones de personas diariamente y no hay ninguna línea de las 12 que digamos esté tranquila a cualquier hora del día. Ahora se suman contra los usuarios las amenazas de supuestos “pinchazos” o “piquetes” de truhanes misteriosos, quienes, escondiéndose entre las multitudes, actúan de muy mala fe con aviesas y pervertidas intenciones.
Dicen que esos “pinchazos” o “piquetes” en la piel son como una mordedura de serpiente. La persona que es agredida de esa manera empieza a sentir mareos y de pronto ya no recuerda dónde está o dónde estuvo. Se han registrado más de 60 denuncias por “pinchazos” no sólo en el Metro sino en el Metrobús y en otros transportes colectivos. En algunos casos, señalan las autoridades capitalinas, que se han detectado sustancias toxicológicas en las víctimas.
Ha sido tal el impacto de ese tipo de ataques que Televisa transmitió hace unos días un capítulo del popular programa “La Rosa de Guadalupe” con ese tema; también hubo una persona detenida por supuesto ataque con “pinchazo”, pero no se le comprobó nada y hay una propuesta de ley para penalizar ese tipo de ataques en la Ciudad de México. Sin poder afirmarlo con certeza, me da la impresión que es una estrategia para desviar la atención por el aumento de la la violencia, la presencia cada vez mayor del narco y las ejecuciones graves como lo sucedido hace algunas semanas con dos asesores de la jefa de gobierno, Clara Brugada, a unos pasos de la estación Xola del Metro.
Lo que urge en el Metro es el arreglo de las escaleras eléctricas, sobre todo en la Línea 7 y en la intersección entre las líneas 7 y 12. Todos los días y a cualquier hora es un caos la movilidad de usuarios en esos lugares, sobre todo para las personas de la tercera edad y con discapacidad. Miles de personas tienen que subir y bajar por las escaleras fijas, con mucha dificultad porque es una zona profunda, con el riesgo de un infarto o un accidente.
Se habla de que el Sistema de Transporte Colectivo tiene un presupuesto de mil 200 millones de pesos para escaleras eléctricas, sin embargo, las autoridades han actuado con total opacidad por lo que realmente no sabemos si ya lo ejercieron, lo están ejerciendo o lo van a ejercer. Lo que es cierto es que hay un número importante de escaleras eléctricas inservibles o bloqueadas por tarimas lo que impiden en mayor medida el traslado de los viajeros para una y otra estación.
Se supone que en toda la red del Metro hay 467 escaleras eléctricas; dicen las autoridades que más de dos millones de personas las usan y son esenciales para el traslado de los usuarios, pero ya es tiempo de arreglar muchas de ellas porque tienen meses inservibles.
El señor Adrián Ruvalcaba Suárez, quien asumió el cargo de director del Metro hace apenas un mes, ya debe haber cumplido su periodo de aprendizaje y actuar para solucionar de inmediato los múltiples problemas que aquejan a ese medio de transporte, principalmente el mantenimiento. Los viajeros somos quienes lo padecemos y ni se diga lo que sucede en las líneas A y B.

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