Tecnología

Querétaro el nuevo “valle digital” mexicano bajo presión hídrica

El estado que alguna vez fue conocido por su vino y su herencia colonial ahora aparece en los radares globales como uno de los polos tecnológicos más ambiciosos de América Latina. Grandes corporaciones internacionales están levantando centros de datos que prometen convertir a Querétaro en el “Silicon Valley” de México. Sin embargo, este boom tecnológico viene acompañado de una factura silenciosa: el agua.

El lado que no aparece en los anuncios

Las imágenes promocionales muestran parques tecnológicos modernos, seguridad de primer nivel y empleo especializado. Pero lo que no se ve es que cada uno de estos centros de datos requiere miles de litros de agua al día para mantener sus servidores en temperaturas seguras. En un estado donde 7 de los 11 acuíferos están sobreexplotados, esta ecuación se vuelve insostenible.

En colonias como La Purísima o San José el Alto, los vecinos ya han notado que la presión del agua disminuye con más frecuencia, mientras las empresas tecnológicas negocian con gobiernos locales acuerdos de suministro prioritario.

Expertos advierten que, sin una planeación a largo plazo, la llegada masiva de estos complejos podría ser un espejismo económico.
Aunque los centros de datos generan empleos, la mayoría son especializados y no siempre accesibles para la población local. Además, gran parte de la inversión inicial se va en infraestructura privada, no en mejoras para la comunidad.

Un dilema que crece

El debate no es sobre si Querétaro debe o no recibir inversión tecnológica, sino cómo lograr que el desarrollo no drene sus recursos naturales. Algunas propuestas incluyen:

  • Migrar a sistemas de enfriamiento por aire o energías renovables.

  • Establecer cuotas hídricas máximas por centro de datos.

  • Invertir parte de las ganancias en proyectos comunitarios de captación de agua.

Si el modelo actual no se ajusta, Querétaro podría enfrentar un escenario en el que la nube digital crece… mientras las llaves de las casas se quedan secas. La promesa de modernidad no puede construirse sobre un recurso que ya está al límite.

El reto para las autoridades y las empresas será demostrar que se puede ser líder en innovación sin hipotecar el futuro hídrico de toda una región.

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