Cuando participamos en contiendas deportivas, sociales, políticas o del tipo que sean, el participante que tiene el segundo lugar, es el que más frustración tiene a diferencia del que lleva el tercer lugar. ¿A qué se debe?, a algo que en psicología se le conoce como pensamiento contrafactual, el famoso “¿y si hubiera…?”
Si a este sentimiento sumamos el hecho de que tu rival sea mujer, el “hubiera” hace sentir al segundo lugar que no realizó lo suficiente para lograr la victoria, es imaginar cómo podrían haber sido las cosas si hubieran hecho algo diferente o extraordinario para tener un resultado positivo. Es básicamente pensar en “¿y si…?” para entender cómo esas acciones del pasado podrían haber afectado el presente.
Mientras el segundo lugar siempre será señalado como alguien que no tuvo lo suficiente para llegar al primer lugar, al participante que va en tercero le basta sentir el orgullo de participar, “pudo no haber entrado siquiera a la contienda”, y su desempeño no es el mismo que el va arriba de él. Al tercer lugar su recompensa es “haber estado en la contienda con dos grandes”.
Con este panorama, es más fácil entender la contienda política rumbo a las Elecciones del 2024, donde se definirán cargos importantes como la Presidencia y la Jefatura de Gobierno de la CDMX, así comprendemos la irritación de los segundos lugares (Xóchitl Gálvez y Santiago Taboada) por las distancias notables con el primer lugar de los candidatos (Claudia Sheinbaum y Clara Brugada), mientras que los terceros lugares se conforman y simulan un esfuerzo político que claramente no dará los frutos para ascender en el podio electoral.