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PASTILLAS DE AMNESIA, DOCTOR, DÓNDE VENDEN
Por Ricardo Burgos Orozco
Un amigo mío salió de consulta del Hospital Darío Fernández Fierro del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), en el poniente de la Ciudad de México; su especialista le extendió una receta con medicamento para tres meses, pero en la farmacia respectiva le dijeron que ahí sólo le iban a entregar el biológico para los primeros quince días y en su clínica familiar le darían el resto.
Al día siguiente que mi conocido fue a su centro de salud por el resto del tratamiento, el responsable le dijo que en el hospital lo habían engañado, que ahí no podían darle más medicamento; le indicó que debía regresar con su médico para que le extendiera una receta por el resto, pero cuando él intentó hacerlo, la encargada le informó que debía esperar a su próxima cita, es decir, hasta después de tres meses.
Él le explicó que en la farmacia del hospital le dieron el tratamiento incompleto, sólo una pequeña parte, pero de nada sirvió y ahora mi amigo tendrá que comprar lo que resta del tratamiento. Preguntó a un doctor conocido del Hospital Regional Adolfo López Mateos con la idea de que pudieran estar haciendo mal uso con los medicamentos para los pacientes y por eso no entregaban los tratamientos completos. El médico le reveló que la realidad es que sigue sin haber medicamentos suficientes en México y los enfermos son quienes padecen.
De acuerdo con datos recabados con doctores del sector salud del ISSSTE y del Instituto Mexicano del Seguro Social, los medicamentos faltantes en México incluyen tratamientos clave para enfermedades crónicas y de emergencia como insulina (NPH y regular), Amlodipino (para la hipertensión), Atorvastatina (para el colesterol), Desmopresina (para la diabetes), Ácido Risedrónico (para la osteoporósis), fármacos para la epilepsia como el levetirazetam, liraglutida y dapaglifosina para la diabetes. Además, es sabido que también se requieren fármacos para tratar algunos tipos de cáncer.
En febrero pasado, el subsecretario de Integración y Desarrollo de la Secretaría de Salud, Eduardo Clark, reconoció públicamente que el país atraviesa una etapa crítica en la distribución y desabasto de medicamentos, pese a que se han hecho esfuerzos por rediseñar los mecanismos de compra y mejorar la eficiencia logística.
No solamente mi amigo padece con el surtimiento de sus medicamentos, sino millones de pacientes del sector salud público, con enfermedades crónicas que necesitan continuidad en sus tratamientos para evitar el deterioro de su salud. A la mayoría no le queda otra que adquirir sus fármacos con distribuidoras privadas; lo malo es que dicen que hasta ahí hay escasez.
La presidenta Claudia Sheinbaum Pardo anunció el mes pasado una estrategia que llamó “Rutas de la Salud”, que permite distribuir 15 millones de piezas de 147 tipos de medicamentos e insumos médicos de primer nivel para entregar en más de ocho mil unidades médicas del IMSS – Bienestar, pero nunca dijeron qué tipo de biológicos entregan; seguramente no los que se requieren para los millones de pacientes crónicos.
La falta de medicamentos se ha convertido en un círculo vicioso que el gobierno no ha podido resolver desde hace cuando menos siete años y contando.
Mi amigo sonríe incrédulo cuando acude a la farmacia del hospital o de su clínica y en vez de entregarle su tratamiento completo de medicamentos, le extienden — sin pedirlo — una cajita de tabletas de Paracetamol. De esas deben tener millones de sobrantes por la pandemia