15 abril, 2025 1:07 AM
Secretaría de Cultura_Abraham Goldsmith

Secretaría de Cultura_Abraham Goldsmith

¿Qué pasaría si la música cobrara vida a través del cuerpo?, esa es la pregunta sobre la que se mueve Concerto Grosso. Sobre la pena y la vergüenza, una pieza que convierte la danza en un grito colectivo y la música barroca en escenario de resistencia. Del 11 al 13 de abril de 2025, la compañía Ictus Danza llega al Teatro Helénico, de la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, con una coreografía que transforma a las y los bailarines en instrumentos vivos dentro de una orquesta en la que el poder se ejerce, se sufre… y finalmente se desafía.

Ideada y coreografiada por Gerardo Sánchez y dirigida en conjunto con Beatriz Dávila, la propuesta traza un puente entre la música de Antonio Vivaldi y Rodrigo Gallegos, y la danza contemporánea, interpretada como una partitura encarnada. A partir de la dinámica de una orquesta barroca, bailarinas y bailarines oscilan entre la obediencia, la sumisión y la rebelión para cuestionar con el cuerpo los mecanismos de control social, político, religioso y sexual.

“Un día asistí a un concierto de Las cuatro estaciones, de Vivaldi, y más que la música, lo que me atrapó fue el movimiento. Parecía que los músicos estaban bailando. De ahí surgió la idea de convertir esa sincronía en danza”, explica el coreógrafo y director. “Pero también me interesa abordar la crítica social: qué rol jugamos dentro de la estructura del poder, cómo se reproduce el modelo autoritario y cómo eso impacta en el cuerpo, especialmente en el de la mujer”.

La orquesta viviente que da cuerpo y voz a esta alegoría contemporánea se conforma por Beatriz Dávila, Alberto Mora, Bereniz Pantle, Maco Viveros, Vladimir Kempiz, Fernanda Simental, María Teresa Viveros, Jairo Ortiz, y tres jóvenes: Ximena Giles, Sebastián Batalla y Valeria Rosas.

El bailarín Alberto Mora, comenta: “Este montaje fue muy divertido, pero también muy fuerte. Nuestro cuerpo se vuelve el instrumento y nos cuestionamos: ¿Qué pasa cuando el director no dirige, sino impone? ¿Qué sucede cuando el deseo, incluso el sexual, entra en juego como una forma de sometimiento?”.

Para María Teresa Viveros, la dimensión simbólica de la puesta es crucial: “Queríamos hablar del poder desde lo religioso, lo político, y aterrizarlo en la orquesta. En lo personal, la pieza me permitió hablar con el cuerpo de lo que muchas veces se calla. Las mujeres hemos tenido que aceptar silencios para sobrevivir. Aquí no solo estallamos corporalmente, también nos damos voz”.

En tanto, la bailarina Maco Viveros, cuyo papel inicia con el apoyo al director de la orquesta, comenta: “Más allá del feminismo, me identifico como ser humano. Me costó encontrar cómo construir esa evolución del personaje: del silencio a la rabia, del miedo a la acción. Al final, me cargo de toda esa energía para decir basta.”

La pieza coreográfica cuestiona desde una mirada crítica y poética las estructuras de autoridad, tuvo su estreno en 2018 como carta inaugural de Ictus Danza.

Concerto Grosso. Sobre la pena y la vergüenza cuestiona desde una mirada crítica y poética las estructuras de autoridad, ha sido aclamada en espacios como el Encuentro Nacional de Danza del INBAL, el Festival Internacional de Danza Contemporánea Lila López y el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris.

Tuvo su estreno en 2018 como carta inaugural de Ictus Danza, ahora llega al Teatro Helénico del 11 al 13 de abril de 2025. Quedan las funciones de hoy, sábado a las 19:00 h, y mañana, domingo a las 18:00 h. Los boletos se pueden adquirir en la taquilla del recinto o a través de la página oficial del Helénico.