Opinión

“Chicharito” Hernández paga el precio de sus palabras

“¿De qué se espantan? si es lo que muchos pensamos” escuché al lado de mi escritorio mientras veían el meme más reciente de “El chicharito” en el grupo de Whats que tenemos. Caray, quizá es cierto, una cosa es echar carrilla en el trabajo, ser vulgar con los cuates, incluso sacar el simio lomo plateado que llevamos dentro, pero el “empoderamiento masculino”, como dicta El Temach, Adrián Marcelo o Diego Dreyfrus y otras figuritas del internet, ya convirtieron esto en una masculinidad tóxica 2.0.

La ONU dice que el 35% de las mujeres de todo el mundo ha sufrido violencia física y/o sexual por parte de su compañero sentimental o violencia en algún momento de su vida. Pero la verdad es que se ha demostrado que ese número crece hasta el 70%, donde las mujeres han experimentado violencia hacia ellas. En México tristemente, el INEGI y ONU Mujeres dicen que de las 61.5 millones de mujeres en México, el 63% de las mujeres de 15 años o más han experimentado un acto violento en su vida.

¿Cuántas mujeres de tu familia han tenido que aguantar el maltrato para “llevar la fiesta en paz”?, mientras los gurús del “auto‑amor”, del “ser auténtico varón alfa” y de todo rollo motivacional masculino, hacen ver al mismísimo Brozo como una feminista radical. En realidad, venden una especie de redpill mexicana: “la mujer fracasó, el hombre triunfa, y si limpias es tu deber divino”. Todo bajo una cadena de consumo emocional de videos “motivadores” que hacen que la misoginia parezca trending topic.

Chicharito Hernández a pique, y con él sus patrocinadores.

Chicharito, el futbolista goleador y ahora aspirante a influencer de autoayuda, ha estado regalando joyas del tipo:

  • “Las mujeres están fracasando”.

  • “Deben honrar la masculinidad, aprender a recibir y dejarse liderar por un hombre”.

  • “Limpiar no es opresión patriarcal, es acción femenina divina”.

Estas declaraciones han generado:

  • Sanción económica por parte de la FMF y advertencia de castigos mayores,

  • Claro pronunciamiento del club Chivas, y la reprobación nacional (hasta la presidenta Sheinbaum lo llamó “muy machista”)

¿Eso es ser un Alfa?

Los analistas de varias universidades —incluida la Iberoamericana— dicen que este tipo de discursos radicaliza a jóvenes en grupos de Telegram, Reddit y Facebook, donde se amplifica el odio, se justifica la violencia de género y se alienta a la fantasía de venganza contra las mujeres.

Lo grave no es solo el discurso, sino el principio de impunidad: se normaliza que el tipo tenga fama, dinero, seguidores y al final crea una cultura donde tener estas conductas está bien y hasta es divertido. Tristemente en casos extremos, la cosa termina en tragedia o cárcel.

Caso Fofo Márquez – la evidencia más brutal

Rodolfo “Fofo” Márquez, otra figura tapatía, tras un video viral donde golpea brutalmente a una mujer de 52 años en un estacionamiento de Naucalpan, se ganó la maravillosa sentencia de 17 años y medio por feminicidio en grado de tentativa.

El resultado:

  • Su historia se volvió paradigma de influencer millonario que se siente intocable por su fama.
  • El tipo justificaba su violencia con frases tipo: “Soy dios, gano más que sus papás, ella no es rival, yo sí soy leyenda”. O sea, modelo perfecto de toxicidad mental y emocional.

Además, desde la cárcel ha reportado supuestos maltratos, torturas e incluso abuso sexual, en casos que él atribuye a condiciones dentro del penal y extorsiones internas. Su narrativa como influencer le da hasta el derecho de victimizarse tras haber sido condenado.

La masculinidad deformada se vende bien… pero huele a podrido

Si para tener una marca personal poderosa necesitas los cuatro pilares del machismo moderno, estás frito:

  1. La mujer fracasa sin un macho a su lado.

  2. El hombre que triunfa, impone y lidera sin freno.

  3. Las tareas del hogar son solo para la vida femenina.

  4. Y el resentimiento al feminismo como enemigo ideológico.

Todo empaquetado como autoayuda “transformacional”. Pero en realidad abre paso a una masculinidad tóxica que empodera a agresores potenciales y legitima dinámicas abusivas.

La vida real, esa que no se inspira en TikTok

Aunque ya estamos en el siglo XX, hay estudios en México y otros países que muestran que la mayoría de los hombres jóvenes aún tienen actitudes misóginas como el siglo pasado: toleran la violencia, justifican controlar a su pareja, minimizan comentarios sexistas y consideran natural que la mujer “se quede en casa” y que el hombre provea. Esto convierte el entorno cotidiano en un espacio hostil para las mujeres.

Que quede claro, lo más grave no es solo que Chicharito suelte bobadas viralizables, ni que Fofo Márquez pegue brutalmente —aunque eso ya es criminal-. Lo más grave es que la mayoría de los hombres sigue pensando y actuando con ese chip violento como parte de su masculinidad, creyendo que esas actitudes no tienen costo social o moral.

Por su parte, las mujeres radicales creen que ser igual de agresivas, degradantes y vulgares como estos personajes, las hace superiores e igual de poderosas que “los machitos” que desprecian. Estos ídolos (Feministas y Machistas) empaquetan la misma agresividad en dosis de reels y publicaciones que los colocan como los falsos profetas de la conducta humana.

El diagnóstico es claro: esto no es solo viral, es venenoso. Y si no le ponemos crítica, humor ácido y políticas públicas firmes, esta “motivación masculina” se convierte en hostilidad institucionalizada. Porque los verdaderos rivales no son el feminismo ni la “sensibilidad”, sino el machismo encubierto y comercializado que hoy se hace viral.

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