Rafael Caro Quintero, uno de los narcotraficantes más conocidos en México y cofundador del Cártel de Guadalajara, fue trasladado nuevamente al penal de máxima seguridad del Altiplano después de someterse a una cirugía programada en el Hospital Adolfo López Mateos, en Toluca, Estado de México. A sus 72 años, Caro Quintero continúa cumpliendo su condena en el Centro Federal de Readaptación Social (CEFERESO) No. 1, donde permanece recluido desde julio de 2022 tras ser capturado por la Marina en Choix, Sinaloa.
Operativo de traslado y detalles de la intervención
La Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) informó que Caro Quintero fue trasladado bajo un dispositivo de seguridad que incluyó elementos de la Guardia Nacional y la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena). El operativo, que se llevó a cabo sin incidentes, garantizó que el narcotraficante llegara y saliera del hospital con la máxima seguridad posible. Aunque la SSPC no detalló el procedimiento específico, indicó que se trató de una intervención “ambulatoria” que no requería hospitalización prolongada, por lo que fue regresado al Altiplano poco después de la cirugía.
Regreso al Altiplano y condiciones de salud del “Narco de Narcos”
Al concluir el procedimiento, los médicos consideraron que Caro Quintero no requería de mayor vigilancia hospitalaria. Su regreso al Altiplano incluyó las precauciones necesarias, dada su condición de alto perfil y la notoriedad de su historial criminal. Desde su detención en 2022, Caro Quintero ha solicitado en varias ocasiones atención médica especializada, argumentando problemas de salud relacionados con la próstata y el corazón, entre otros padecimientos. En septiembre de 2024, el narcotraficante logró una suspensión para que las autoridades del Altiplano garantizaran la atención médica necesaria dentro de la prisión, tras alegar que su salud requería monitoreo constante
La historia de Rafael Caro Quintero se remonta a la década de los 80, cuando junto a figuras como Miguel Ángel Félix Gallardo y Ernesto Fonseca Carrillo, fundó el Cártel de Guadalajara. La organización fue una de las primeras en establecer una estructura sólida para el tráfico de drogas hacia Estados Unidos, convirtiéndose en un modelo para los cárteles que vendrían después. En 1985, Caro Quintero fue arrestado y condenado a 40 años de prisión tras ser señalado como responsable del asesinato de Enrique “Kiki” Camarena, un agente de la DEA, y del piloto mexicano Alfredo Avelar. Este crimen, cometido tras descubrir la operación encubierta de Camarena en el cártel, marcó un antes y un después en la lucha contra el narcotráfico en ambos países.
En 2013, Caro Quintero fue liberado inesperadamente luego de que un tribunal le concediera un amparo, argumentando irregularidades en el proceso de su condena, sin embargo, la liberación fue temporal, ya que la Fiscalía General de la República (FGR) emitió nuevas órdenes de aprehensión en su contra y solicitó su extradición a Estados Unidos, donde también es requerido por cargos de tráfico de drogas y homicidio. Tras casi diez años prófugo, fue capturado nuevamente en 2022 en un operativo liderado por la Marina. Desde entonces, ha permanecido en el Altiplano, enfrentando múltiples solicitudes de extradición y vigilado por su estado de salud.
Panorama legal: extradición y vigilancia en el Altiplano
Caro Quintero continúa siendo un personaje de interés tanto en México como en Estados Unidos, donde la DEA ha insistido en su extradición para enfrentar cargos relacionados con el narcotráfico y el asesinato de su agente. No obstante, la situación legal del narcotraficante se complica debido a su avanzada edad y sus condiciones de salud, las cuales le han permitido acceder a una serie de amparos que garantizan su atención médica en el Altiplano.
La estrategia de defensa de Caro Quintero en México parece centrarse en argumentar la falta de atención médica adecuada y su estado de salud deteriorado, algo que hasta ahora ha servido para evitar un traslado inmediato a Estados Unidos. A su vez, este caso ha puesto en el centro de atención la capacidad del sistema penitenciario mexicano para brindar cuidados médicos a figuras de alto perfil y ha abierto el debate sobre la efectividad del sistema judicial en casos de extradición.
El retorno de Caro Quintero al Altiplano ha generado diversas reacciones, tanto en el ámbito de seguridad como entre la opinión pública. Grupos de derechos humanos han insistido en que, sin importar el perfil del recluso, es fundamental que las autoridades garanticen atención médica adecuada en todos los centros penitenciarios. Mientras tanto, especialistas en seguridad argumentan que casos como el de Caro Quintero reflejan los desafíos del sistema judicial y de seguridad pública en México.