Por Ricardo Burgos Orozco
Hace unos días por la tarde venía del sur hacia el centro y empezó un fuerte aguacero que me impidió llegar a tiempo a la cita que tenía; lo peor es que el tránsito se volvió caótico me fue imposible llegar a mi destino a tiempo; mejor preferí hablar y posponer la reunión para el día siguiente temprano. Las tormentas en el país y en especial en la Ciudad de México no nos han dejado descansar en estas semanas recientes.
En esta temporada, en muchas poblaciones del país ha habido inundaciones, encharcamientos y anegaciones producidos principalmente por la saturación del subsuelo y la infraestructura deficiente para absorber y drenar el agua. No solamente es eso, mucho tenemos qué ver los propios habitantes por la basura y desechos que descargamos en los drenajes sin medir las consecuencias.
Hay varias medidas preventivas que podemos realizar cada uno de nosotros sin que nos cueste mucho trabajo y esfuerzo. No podemos dejarle toda la responsabilidad al gobierno. Lo primero es que hay que respetar el uso del suelo, estar muy atentos a los avisos y pronósticos de lluvia, obedecer en su caso las indicaciones de protección civil, cuidar que las coladeras de tu colonia o comunidad estén limpias para evitar que se tapen y si podas árboles recoger las ramas del suelo para que no obstruyan el paso del agua.
Otro problema mayor en México son los huracanes. Se habla de que nuestro país es azotado por huracanes 24 veces al año. Muchos no tocan tierra, por fortuna, pero sus efectos, aunque mínimos, provocan borrascas y lluvias torrenciales. Las regiones más afectadas son la Península de Yucatán, en el Mar Caribe y la zona costera del sur, en la costa occidental del Pacífico. Desgraciadamente, Acapulco es uno de los puertos más afectados muy continuamente.
La temporada oficial de huracanes empieza a medados del mes de mayo y termina en noviembre en el lado del Pacífico y en el Atlántico, inicia en junio y también concluye en noviembre. Sólo en las últimas cinco semanas tres tormentas tropicales han tocado territorio mexicano: Dalila, Erick y Barry.
El gobierno anterior cometió un grave error al desaparecer en 2021 el Fondo de Desastres Naturales (Fonden) con el pretexto de obtener más recursos públicos ante la crisis derivada de la pandemia y a la disminución de los ingresos del sector público. Llegó a tener una bolsa superior a los 35 mil millones de pesos. Ahora, ante una crisis por fenómenos naturales en cualquier estado de la república, los apoyos están sujetos a la aprobación directa de recursos por parte de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público y, por supuesto, sin tener una bolsa previa.
De esa manera, cualquier estado que requiera de presupuesto para desastres tendrán que recurrir a lo que buenamente les pueda proporcionar Hacienda, con la salvedad de que no hay dineros etiquetados para ello. Así que las entidades, en su mayoría gobernadas por gente de Morena, se tienen que aguantar sin exigir.
En lo que va del 2025 no ha habido tragedias graves que lamentar por los huracanes, aunque mucha gente ha perdido sus viviendas, sus pertenencias y varios hasta la vida por las inundaciones en esta temporada. Las lluvias han traído tristeza en muchos lugares. No ha sido cantar bajo la lluvia.

