Antes la canasta básica tenía frijol, arroz y aceite. Hoy podrás tener el refrigerador vacío pero tienes Netflix, Disney+, Spotify, internet de fibra óptica y un celular que vale más que tu lavadora.
Según la ENIGH 2024 (Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares), el mexicano promedio gana $25,955 pesos al mes -¿de dónde sacaron este número?- donde según parece se gastan alegremente $3,274 pesos en tecnología: internet (544), streaming (316), celular (140), y otros caprichitos digitales como laptops, Smart TVs y videojuegos. Eso es el 12.6% del sueldo solo para no perderse La Casa de los Famosos, La serie del Chavo… y ver memes en TikTok.
Pero claro, eso es “el promedio” porque si algo ha mejorado son los sueldos y condiciones laborales -ajá-. En México los promedios engañan más que las encuestas electorales y los números maquillados de la mañanera.
Caso 1: El Godín gamer (“El que sí paga por todo”)
Pedro es un godín privilegiado, gamer y patrocinador involuntario de las arcas de Jeff Bezos a través de Amazon, Mickey Mouse y medio Silicon Valley.
En su casa hay tres planes de celular (1,127 pesos), un equipo que sigue pagando (1,660), internet de 650, tres consolas, gasto gamer de 1,800 pesos y seis plataformas de streaming: Prime, Disney+, HBO Max, Paramount, Apple TV y YouTube Premium.
En total: 5,408 pesos mensuales en entretenimiento digital. Eso sí, se consuela pensando que “ahorra” porque comparte cuentas con la familia. En su mundo, pagar seis servicios es “estrategia financiera”.
Caso 2: La recepcionista minimalista (“La que no cae en todas”)
Mary gana 15,000 pesos, vive con su mamá y paga todo lo digital de la casa: internet (389), celular (250), recargas para mamá (50), Netflix (249) y Spotify (129).
Total: 1,067 pesos al mes.
No hay consolas, no hay gadgets de lujo, y si quiere jugar algo, se descarga un juego gratis con publicidad de 30 segundos cada nivel. Es la prueba viviente de que sí se puede vivir sin ver The Last of Us en 4K… pero a un costo emocional altísimo cuando todos comentan el final de temporada (si, ya sabemos que se muere Pedro Pascal por fin).
Caso 3: Los jubilados premium (“Baby boomers con baby Disney”)
Pina y Rodolfo tienen dos casas (Querétaro y Edomex) y pagan internet en ambas (1,200). Además, dos planes de celular de 500 cada uno y tres plataformas de streaming: Disney+, Netflix y Prime.
Total: 2,000 pesos mensuales.
Ellos no se preocupan por compartir cuentas; si Netflix cobra extra por otro hogar, ellos pagan y listo. Son el segmento que mantiene vivo el plan familiar… aunque solo lo usen para ver Cocina con Ina Garten o tener Disney+ para cuando los visitan los nietos.
El falso ahorro del “compartir cuentas”
Plataformas como Lank prometen que compartiendo cuentas te ahorras una lana. Sí, pero también te ahorras la paz mental cuando tu perfil de Disney+ aparece con Frozen en turco porque tu primo de Mérida prestó la cuenta a un amigo de Estambul.
Netflix ya puso candados, Disney+ va por el mismo camino y HBO (ahora Max) solo está esperando a que firmes un año para luego cambiarte el catálogo.
“Hay Tips” de ahorro que suenan bonito… pero meh
El director de Educación Financiera de Banamex, Juan Luis Ordaz, dio consejos tipo “espera a que salga tu serie favorita y contrata solo ese mes” o “elige la versión con anuncios”.
Claro, porque todos sabemos que vas a cancelar después de un mes… justo como ibas a cancelar ese gimnasio que te sigue cobrando desde 2019.
También recomienda pagar anual, pero con cuidado. Ejemplo: Disney+ cobra 2,509 pesos al año por su plan premium, ahorrando 1,079… siempre y cuando no canceles antes porque la serie que esperabas se convirtió en contenido para rellenar catálogo y amarrarte a quedarte.
El costo invisible: gadgets y antojos tech
Un celular promedio que agarre señal chafa del Metro cuesta aproximadamente $4,000 pesos y se cambia cada 24 meses (208 pesos al mes). Súmale una laptop, una Smart TV y algún gustito gamer, y tu “paquete básico” ya se volvió un aguinaldo disfrazado de mensualidad.
En los hogares con más ingresos, el gasto se dispara porque, total, “para eso trabajamos”. En los de menores ingresos, el streaming compite con la despensa… y a veces gana.
El streaming como impuesto emocional
El verdadero problema no es solo el gasto, sino el estrés social:
- Si no tienes Netflix, te pierdes de los memes del momento.
- Si no tienes Spotify, te resignas a escuchar anuncios que parecen escritos por tu peor enemigo.
- Y si no tienes internet, básicamente eres un fantasma digital que solo revive cuando encuentra wifi gratis.
Internet y streaming ya no son lujos… son la nueva luz y agua. Pero mientras antes la TELMEX no te cortaba el servicio si no pagabas, HBO Max hoy sí lo hará, dejándote fuera de la conversación si no sabes quién mató a quién en Succession.
Así que, antes de contratar una más, pregúntate: ¿de verdad la necesitas… o solo tienes miedo de perderte algo que en tres meses nadie recordará? Porque, en esta economía, el verdadero Don Ramón somos todos los que libramos los pagos pendientes ideando cómo llegar a fin de mes.

