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José Alfredo Jiménez entró “por la puerta grande” a El Colegio Nacional

José Alfredo Jiménez entró “por la puerta grande” a El Colegio Nacional
Entre música y reflexiones, entre la sensación de una noche en la parranda y el análisis de una poética que se ha constituido en uno de los elementos identitarios de todo un país, transcurrió la última sesión del ciclo La lengua de la vida cotidiana, que permitió el acercamiento a una de las figuras indispensables de la cultura popular mexicana, en particular de su música: José Alfredo Jiménez.
Hacia 1954, el guanajuatense confesó en una entrevista: “yo no sé por qué canto ni cómo cantó. No sé música y no puedo tocar la guitarra. Sólo sé hacer versos y ponerles música. Llamo a eso canciones, los mexicanos las toman así porque se identifican con su tristeza, con su alegría arrebatada, con su manera viril de ver la vida y con su sentido infinito de la muerte”.
Estas palabras con las que el cantautor mexicano entendió su música fueron evocadas por su hija, Paloma Jiménez Gálvez, durante la sesión “Lírica y gramática de la canción popular. Homenaje a José Alfredo Jiménez”, a cargo de Concepción Company Company, miembro de El Colegio Nacional, y coordinadora del ciclo La lengua de la vida cotidiana.
Celebrada en el Aula Mayor de la institución, se trató de una conferencia-concierto que contó con la participación musical del mariachi Los gavilanes de José Alfredo, donde la también doctora en letras modernas por la Universidad Iberoamericana recordó una definición de Elena Beristáin sobre la lírica: “es el género de la poesía que expresa los sentimientos del poeta, su estado de ánimo, su punto de vista subjetivo acerca del mundo y de los problemas humanos universales: el amor, la muerte y otros que de ellos se derivan, como puede ser el gozo o la melancolía.
“Cuando hablaba José Alfredo sobre este tema, se decía que siempre tenía que llegarle la música y la letra al mismo tiempo, juntas, si no, la canción no iba a ser redonda, un término que a él le gustaba mucho usar: redonda para que de verdad fuera un éxito: pienso que mi padre sabía poner su corazón en palabras, a través del lenguaje fue descifrando y entendiendo la vida. Aprendiendo despacio, lo que la vida le enseñó, así como lo dice él en su huapango ‘Pedro, el herrero’”.
Además de ser la hija de una figura como José Alfredo Jiménez, Paloma Jiménez Gálvez se impuso como tarea profesional el tomar la obra de su padre como objeto de estudio, lo cual no fue fácil. Si bien logró encontrar las cualidades poéticas y metafísicas dentro de las letras de las canciones, el hallazgo luminoso fue “seguir los pasos al sujeto lírico, sin reflexionar que era mi padre, fue un reto; haciendo uso de los recuerdos, las vivencias y las narraciones de familiares o de amigos con el fin de poder sustentar algunos hechos que consideraba relevantes, me hizo entender que tenía la suerte de haber sido parte de la vida y de la historia de mi objeto de estudio”.
“El punto de partida lo anclé al sostener que las canciones son parte de la literatura, poemas que, junto con la música, nos hacen vibrar: dicen que los poemas de Safo se conservaron gracias a que se cantaban en los banquetes de las bodas, fueron parte de la oralidad. Así anda José Alfredo también. Es maravilloso”.
Desde su perspectiva, en las letras de José Alfredo Jiménez existen inesperados rostros que demuestran la cosmovisión y los sentimientos del poeta, como se refleja en “Serenata sin luna”: No hace falta que salga la luna / Pa’ venirte a cantar mi canción / Ni hace falta que el cielo esté lindo / Pa’ venir a entregarte mi amor; versos en los que está titilando la luna, aunque no esté presente.
“Los símbolos cósmicos son el escenario que el trovador elige para llevar su canto: ‘No encontré las palabras precisas / Pa’ decirte con mucha pasión / Que te quiero con toda mi vida / Que soy un esclavo de tu corazón’. Dice que no encontró las palabras; sin embargo, usa el lenguaje para expresar sus sentimientos; de este modo, tenemos un sujeto lírico cantando sus emociones frente a la mujer amada. Ella es la musa, así la denominamos, pero es algo más, pues es la detonadora de esos sentimientos”.
“José Alfredo peregrinó por muchos caminos, fue un andariego, incansable a veces que, a través de sus letras, ha permitido que los oyentes podamos descubrir múltiples senderos”, resaltó Paloma Jiménez.
La apropiación colectiva
Tras las palabras de la hija de José Alfredo, hizo su entrada el mariachi Los gavilanes de José Alfredo para acompañar las reflexiones de la lingüista Concepción Company Company, entre ellas un acercamiento a la gramática, sobre la cual ha hablado en sus conferencias durante casi una década para mostrar la importancia que tiene, más allá de que “todos ustedes coinciden en que es una cosa aburrida, misteriosa, que no sirve para nada.
Con la lengua gestiona la vida cotidiana toda, desde que nos amanecemos hasta que nos acostamos y solemos soñar en lo que consideremos nuestra lengua materna. Sea cual sea el oficio de la persona en cuestión, tendrá esa actividad transversal que le permite salir airoso en la vida diaria: creamos con la lengua, con la gramática e imaginamos mundos, somos seres históricos gracias a que podemos hablar, a que tenemos una lengua, porque podemos transmitir experiencias de abuelos a nietos, padres a hijos, sin necesidad de que el hijo o el nieto se tengan que aprender ninguna gramática, sino simplemente escuchar y asimilar”.
Para llegar a la lírica popular de José Alfredo, la colegiada se refirió a los conceptos canción tradicional y canción popular, las cuales tienen similitudes, “pero son distintas”: la buena música popular se convierte en tradicional, eso es lo que hace José Alfredo; por eso José Alfredo está hoy en este Aula Mayor.
“Ambas, la tradicional y la popular, hacen un uso constante de ciertas estrategias gramaticales que son comunes a los dos tipos de lírica y las explotan al máximo. Las estrategias que vamos a ver en el cancionero de José Alfredo emplean construcciones gramaticales que permiten codificar, poner en lengua, situaciones en que cualquier ser humano puede experimentar en su vida, llegan al alma y a la cabeza de cualquiera de nosotros”.
Al preguntarse ¿cuáles son las estrategias gramaticales de la canción popular en general y, muy particularmente, en el cancionero de José Alfredo?, Concepción Company Company aseveró que la apropiación colectiva es una de ellas, porque uno se apropia de la autoría de las canciones, están sedimentadas en la memoria colectiva y contribuyen al acervo cultural de la sociedad.
“La canción popular, por supuesto, es cultura y cultura de todos, para todos: de alto nivel, de bajo nivel: lengua cotidiana o con mucha elaboración. Hacen uso con mucha frecuencia de impersonalidad, nos distanciamos: ni te conozco, ni te vi. Otra segunda estrategia es la despersonalización, la tercera es que muy frecuentemente emplean verdades generales, ancladas en el mundo clásico, en el mundo antiguo, repetidas incesantemente, frases hechas y refranes, falsos imperativos —adoramos los falsos imperativos en español de México—, se crean a estrategias gramaticales para diseñar mundos posibles y con mucha frecuencia las canciones tienen estrategias de comparación para contraponer un antes que fue mejor”.
En el cancionero de José Alfredo, agregó, la impersonalidad total comienza desde el hecho de que no es posible identificar a alguien que haga la acción ni sujeto gramatical, ni lógico de la acción que significa el verbo. El mundo meteorológico es el que está en todas las gramáticas, en primera página para la impersonalidad total: “llueve mucho”, “amanece temprano”, “ya casi atardece”, no hay sujeto, mientras que en otras lenguas si se requiere una especie de sujeto.
De alguna manera, a partir de esta apropiación es que los compositores populares llegan a perder el apellido, “no siempre es José Alfredo Jiménez, sino solamente José Alfredo”, o se pierde el nombre de pila, como en el caso de Juan Gabriel, se les trata como si uno los conociera toda la vida, explicó la especialista.
La última característica es que versos de su poesía empiezan a apropiarse de frases hechas que, por supuesto, el autor escribió como una sintaxis normal para que le se acoplara bien a sus versos, pero nosotros nos apropiamos de esos versos, ya como expresiones fijas y ni siquiera sabemos que es un verso, “puedo decir ‘no me amenaces’ o, como dijo el clásico, pero ‘¿qué necesidad?’, esta es una característica de la buena lírica popular para llegar a tradicional, al anonimato, es la consagración absoluta del autor cuando llegan a lírica tradicional”.
“No me amenaces”, “Amanecí entre tus brazos” “Alma de acero”, “Cuando los años pasen” fueron algunas de las canciones de José Alfredo que llegaron la noche del miércoles al Aula Mayor de El Colegio Nacional, una conferencia-concierto que se encuentra disponible en el Canal de YouTube de la institución: elcolegionacionalmx.
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