19 abril, 2025 6:14 AM
Redes sociales: ¿Qué publicaciones puede poner en riesgo tu seguridad? Foto: Ilustrativa

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La adicción al contenido de redes sociales hace que en especial los adolescentes pierdan la noción del tiempo, y sean una fuente de dopamina que promete una recompensa inmediata.

Ciudad de México abril del 2025. – En el marco del Día del niño y la niña, Voz Pro-Salud Mental Ciudad de México (VPSM CDMX) invita a padres, madres y tutores a fomentar el uso consciente de las redes sociales en niños y adolescentes por medio de la comunicación, para prevenir la adicción a ellas y estragos en la salud mental.

 

La organización reconoce que la tecnología y el ciberespacio han revolucionado la manera en que interactúa la sociedad, generando impactos tanto positivos como efectos negativos; en la pandemia, permitió que los estudiantes retomaran sus programas educativos.

 

Sin embargo, con el desarrollo tecnológico también se presenta un aumento exponencial del uso de las redes sociales en menores y adolescentes, sin que muchos padres tengan control al respecto. Incluso, especialistas señalan que el uso patológico de las redes sociales es un fenómeno en crecimiento.

 

Tras un estudio, el Dr. Vivek H. Murthy, médico estadounidense y vicealmirante del Cuerpo Comisionado del Servicio de Salud Pública de EE. UU., señaló que, mientras un 14% de los adolescentes reportó sentirse mejor al utilizar las redes sociales, un 64% experimentó sentimientos de humillación.

 

El médico aseguró que los adolescentes que pasan más de tres horas al día en las redes sociales corren el doble de riesgo de sufrir síntomas de ansiedad y depresión, pero la media diaria de uso en este grupo de edad, en el verano de 2023, fue de 4,8 horas.

 

Los adolescentes, en su búsqueda de identidad y pertenencia a un grupo de pares, crean códigos propios de comunicación que los diferencian del resto. En la actualidad, las redes sociales han ampliado este fenómeno, permitiendo la creación de macro grupos donde los líderes de opinión ejercen una gran influencia sin necesidad de un contacto personal.

 

Este fenómeno plantea un peligro significativo: influencers que, bajo sus propias ideas, establecen “reglas” que presionan a sus seguidores jóvenes a aplicar determinadas ideologías, sintiéndose identificados y protegidos dentro de estos macro grupos, especialmente si han experimentado rechazo o falta de validación por parte de sus pares.

 

Gabriela Cámara, presidenta honoraria de Voz Pro Salud Mental, agrega que “durante la adolescencia, una parte de la corteza prefrontal sigue en desarrollo, lo que provoca numerosos cambios en su vida, entre ellos, destacan la formación de la personalidad, el carácter, así como la toma de decisiones. Además, en esta etapa cobra gran importancia la necesidad de pertenecer a una comunidad social, donde puedan desenvolverse y sentirse integrados y valorados”.

 

En este contexto, recientemente una serie de éxito que se exhibe en las plataformas de digitales de entretenimiento muestra cómo, en ciertos grupos de adolescentes, se refuerza una ideología que margina a las mujeres. También plantea dilemas en la crianza, evidenciando la desconexión familiar generada por padres ausentes y algunos métodos de educación contradictorios.

 

“Mientras instituciones como las escuelas enfrentan el reto de adaptarse mediante medidas como la prohibición de celulares, el fomento del pensamiento crítico y el aprendizaje en línea, hay algunos ejemplos exitosos como el de las escuelas danesas”, comenta Gabriela Cámara.

 

“La adicción al contenido hace que los adolescentes en especial pierdan la noción del tiempo, y estos contenidos son una fuente de dopamina que promete una recompensa inmediata que genera una sensación de gratificación, pero también reduce la estimulación de la concentración pues solo ofrece estimulación breve y poca concentración para las tareas”, agrega el Dr. Leonardo De Benito Avendaño, médico cirujano con especialidad en psiquiatría y profesor en la Universidad Anáhuac del Sur.

 

La organización VPSM CDMX sugiere fomentar hábitos en familia, mantener comunicación con los hijos, limitar el tiempo de uso de las redes sociales, procurar que tengan hábitos de sueño (muy importante que logren descansar entre 8 y 10 horas diarias), convivir, realizar actividades offline (juegos de mesa, caminatas, la práctica de algún deporte) y, sobre todo, que los padres identifiquen cuando el uso de la tecnología pierda sus beneficios y se transforme en una fuente de distracción, evasión y estrés.