22 noviembre, 2024

 

En un contexto donde la tecnología ha revolucionado la comunicación, también ha dado lugar a nuevas formas de violencia. En México, el acoso y los insultos son las principales muestras de violencia digital que enfrentan las mujeres, según el último reporte del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) titulado “Percepción de las mujeres usuarias de los servicios de internet fijo y telefonía móvil sobre la violencia digital”.

 

El informe, basado en la percepción de mujeres usuarias de internet y telefonía móvil, revela preocupantes estadísticas sobre esta forma de violencia que afecta tanto a la seguridad como a la libertad de expresión en los espacios digitales.

 

Violencia digital en cifras: el impacto de los insultos y el acoso

El estudio del IFT muestra que el acoso y los insultos representan las agresiones más comunes que sufren las mujeres en internet. De las mujeres que participaron en la encuesta, una gran mayoría mencionó haber sido víctima o conocer a alguien que ha sufrido algún tipo de violencia digital, particularmente insultos y propuestas sexuales indeseadas. Este tipo de violencia afecta no solo a la autoestima y el bienestar emocional de las víctimas, sino que también limita su participación en entornos digitales y su libertad para expresarse.

 

En particular, las mujeres de niveles socioeconómicos más bajos (DE) o con menor nivel educativo presentan una menor preocupación por la violencia digital, aunque son igualmente vulnerables. De acuerdo con el informe, solo el 56.3% de las mujeres en este grupo socioeconómico pudo identificar con claridad qué constituye violencia digital, lo que refleja una necesidad urgente de concienciación y educación en el tema.

 

Miedo constante: mujeres y el temor a la violencia digital

La mayoría de las mujeres usuarias de internet en México expresaron gran preocupación ante la posibilidad de experimentar violencia digital. Esta inquietud es especialmente alta entre aquellas con mayores niveles de educación y estabilidad económica, mientras que en sectores con menores ingresos y educación, la preocupación es ligeramente menor.

 

Sin embargo, independientemente del grupo socioeconómico o el nivel educativo, el temor a recibir mensajes de amenaza, insulto o extorsión es común entre las mujeres, y muchas de ellas ya han tomado medidas preventivas como evitar compartir información personal o contraseñas.

 

En cuanto a la violencia experimentada, los datos muestran que las mujeres de niveles más altos de ingresos y educación son más conscientes de las amenazas digitales y, en consecuencia, más propensas a identificar y reportar estos incidentes. Sin embargo, en el caso de las mujeres de menores ingresos y educación, la percepción y respuesta a la violencia digital se centran en ignorarla o evitar el conflicto, lo que resalta una falta de recursos y apoyo para enfrentar la violencia digital de manera efectiva.

 

Menores de edad, un grupo vulnerable

La encuesta del IFT también muestra que las mujeres perciben a los menores de edad como especialmente vulnerables ante la violencia digital. Las participantes mencionaron que niñas, niños y adolescentes están en mayor riesgo de ser víctimas de acoso o manipulación en línea. Esto destaca la necesidad de implementar programas de educación digital para proteger a los menores de los riesgos inherentes al uso de internet.

 

Las estrategias de protección que las mujeres implementan van desde evitar compartir información sensible en redes sociales hasta el bloqueo de usuarios ofensivos, pero la reacción ante la violencia digital varía notablemente entre diferentes niveles socioeconómicos. Las mujeres de mayor ingreso, por ejemplo, mencionaron que su primera respuesta sería contactar a la Policía Cibernética, mientras que aquellas con menores ingresos y menos acceso a información especializada tienden a ignorar o minimizar las agresiones.

 

De acuerdo con el informe del IFT, el 76% de las mujeres de nivel socioeconómico más bajo declaró que, en caso de sufrir violencia digital, optaría por no hacer nada o simplemente ignorar la situación. Esta pasividad refleja una falta de acceso a los recursos y la información necesarios para actuar contra la violencia en entornos digitales. La opción de denunciar a la Policía Cibernética, aunque útil, no siempre es viable para todas, ya que muchas mujeres temen represalias o simplemente desconocen los procedimientos necesarios.

 

Llamadas de auxilio: el creciente número de reportes de acoso

Los datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) muestran un incremento en las llamadas de emergencia relacionadas con acoso y hostigamiento sexual en 2024. Entre enero y agosto, estas llamadas aumentaron casi un 10%, alcanzando un total de 8,708 reportes.

 

Esto significa que, en promedio, cada día se recibieron 32.5 llamadas por acoso sexual, lo que evidencia la magnitud de este problema en México. Las entidades con mayores tasas de llamadas por acoso y hostigamiento son Ciudad de México, Baja California, Estado de México, Chihuahua y Guanajuato, lugares donde las mujeres reportaron sentirse especialmente inseguras.

 

Lucha por entornos laborales y digitales libres de violencia

Aun fuera del ámbito digital, el acoso y hostigamiento continúan siendo problemas prevalentes en México. En el primer trimestre de 2024, el abandono de empleos debido a condiciones laborales peligrosas o acoso aumentó en un 15%, lo que subraya un creciente rechazo de las trabajadoras a soportar ambientes de trabajo hostiles. Según Ivonne Borden, directora de la firma Agregando Valor, “las últimas reformas laborales han permitido que las personas reconozcan y denuncien dinámicas de trabajo violentas que antes se habían normalizado”.

 

Nefris Ventura, CEO de la firma Más Humanos, señala que el acoso en el trabajo, así como en el entorno digital, suele estar impulsado por la necesidad de control y poder. “Es fundamental que las organizaciones adopten una cultura centrada en el respeto, donde el bienestar y la productividad coexistan. No se trata de ‘romantizar’ el ambiente laboral, sino de garantizar que sea seguro y saludable,” puntualiza Ventura.

 

Hacia una sociedad digital más segura para las mujeres

A través de este informe, el IFT subraya la importancia de abordar la violencia digital con perspectiva de género y de implementar medidas concretas que ayuden a mitigar estos riesgos. La violencia en línea limita la participación de las mujeres en el ámbito digital, afectando su seguridad y bienestar. Así, una de las recomendaciones del instituto es fortalecer la educación digital, fomentar el uso responsable de las redes sociales y mejorar el acceso a mecanismos de denuncia y protección para las víctimas.

 

El IFT reafirma su compromiso de continuar desarrollando estudios, análisis y estadísticas con enfoque de género. Estos esfuerzos buscan no solo generar datos relevantes sobre la violencia digital, sino también proporcionar información que fomente políticas públicas efectivas para la prevención de la violencia en línea y la protección de las mujeres y niñas en México.

 

Camino a seguir: necesidad de políticas públicas efectivas

Si bien la tecnología y las redes sociales han transformado el panorama social y económico de las mujeres en México, también es esencial reconocer los riesgos que estos entornos presentan. Para reducir la violencia digital, es crucial que el gobierno, las empresas tecnológicas y la sociedad en general trabajen en conjunto para crear entornos en línea seguros e inclusivos.

 

La creación de políticas que promuevan la seguridad en línea y la equidad digital es una necesidad urgente en México. Es fundamental no solo proporcionar herramientas a las víctimas para enfrentar la violencia digital, sino también educar a la sociedad sobre el respeto y la empatía en el entorno digital.

 

El reporte del IFT es un llamado a la acción para que se fortalezcan las estrategias de protección y educación en torno a la violencia digital, en especial para los sectores más vulnerables. La violencia digital es una forma de agresión que afecta a mujeres de todas las edades, niveles educativos y estratos sociales, y solo con un esfuerzo conjunto se podrá garantizar un espacio digital libre de violencia.