La Ciudad de México está a punto de despedirse de un compañero de viaje que ha sido testigo de décadas de historias urbanas: el boleto magnético del Metro.
Con casi 55 años de servicio, el Sistema de Transporte Colectivo, popularmente conocido como Metro, se encuentra en un proceso de modernización de su sistema de peaje, marcando así el fin de una era y el inicio de una nueva etapa con la tarjeta electrónica de Movilidad Integrada (MI); que para este año 2024, se proyecta sea la única forma de pago en las 12 Líneas de la red.
La transición se ha llevado de manera progresiva, permitiendo actualmente el acceso con la tarjeta MI a las estaciones de 10 Líneas de la red, un cambio implementado con éxito en las Líneas 4, 5, 6, 7, 8, 9, A y B, además de aquellas estaciones en servicio de las Líneas 1 y 12. La medida pronto se extenderá a las Líneas 2 y 3, marcando el adiós definitivo al boleto magnético.
A pesar de los beneficios que trae consigo la tarjeta MI, como son una mayor seguridad, ahorro de tiempo en filas, más puntos de recarga y la interconexión con otros modos de transporte público; la desaparición del boleto magnético genera un sentimiento de nostalgia entre usuarios, coleccionistas y público en general.
La historia del boleto del Metro se remonta a más de 50 años, cuando en 1969 surgió el primer boleto en color naranja con la característica banda magnética al centro y con valor de un peso. Banda que ha sido un componente clave del boleto, porque almacena información codificada y ha sido la tecnología detrás de su funcionamiento desde hace décadas; aunque los boletos no guardan una cantidad significativa de datos, su banda magnética ha sido fundamental para validar el acceso a las estaciones.
Y a lo largo del tiempo, este pequeño cartoncillo ha experimentado cambios en diseño, color, modalidad de pago y costo. Es así como en el año 1986, el boleto tradicional se convierte en el abono multimodal con vigencia catorcenal que funcionaba de acuerdo a su color, pero 1996, el abono es sustituido por lo que entonces se denominó la plantilla multiviaje, que se integraba por 25 boletos unitarios, pero fue una modalidad de peaje que operó hasta 1999. Finalmente se regresó al formato tradicional.
Es hasta el año 2006 cuando surgen las tarjetas recargables con un sistema de prepago, y para el año 2020, con el proyecto de modernización al sistema de peaje del Metro, inicia la validación de pago con la tarjeta electrónica denominada de Movilidad Integrada; décadas en las que han convivido estas tecnologías con el boleto magnético.
Ahora, la evolución en el costo del boleto también es digna de mención. En la apertura del Metro en 1969 el costo de viaje era de un viejo peso, que tres años después tuvo un incremento de 25 centavos, y es en los años 80´s cuando sufre los mayores incrementos, al llegar a tener un costo de 300 viejos pesos.
Tras pasar fluctuaciones a lo largo de los años 80´s y principios de los 90´s, con la eliminación de dos ceros a la moneda, la última fijación de precio en 2013 se estableció con la tarifa de 5 nuevos pesos mexicanos, la cual se ha mantenido hasta la fecha.
Por otra parte, el impacto masivo que representa el boleto del Metro, ha llevado a que su iconografía sea requerida como medio de difusión de mensajes de interés público y que en numerosas ocasiones se hayan emitido ediciones especiales para conmemorar a personajes históricos o del ámbito cultural de México; o bien, para celebrar aniversarios institucionales del sector salud, académico, científico y electoral, entre otros.
El primer boleto conmemorativo se emitió en 1972 para enmarcar el año de Juárez y el próximo 29 de enero del 2024, saldrá a la venta en taquillas de Líneas 2 y 3, la última edición especial de boletos magnéticos con un tiraje de 14 millones de unidades, cuyo diseño hace un homenaje a su historia, porque retoma la imagen de los primeros boletos.
Pero el emblemático boleto no desaparece del todo, porque aquellos interesados en conocer físicamente su evolución como forma de pago y la historia de este icónico medio de transporte, podrán visitar el Museo del Metro, ubicado en la estación Mixcoac de la Línea 12, que ofrece una mirada retrospectiva.
Finalmente, el boleto magnético del Metro ha sido más que un simple medio de pago, ha sido un testigo silencioso de millones de historias, un fragmento tangible de la vida urbana de generaciones de capitalinos y su despedida marca el cierre de un capítulo significativo en la historia del transporte público de la Ciudad de México.