22 noviembre, 2024

 

¿Cómo entender el endeudamiento del gobierno federal? Imagine que está en una fiesta donde el inquilino de la casa invita a todos bebidas, entre ellos a gente de dudosa procedencia, da propinas jugosas, pide al mariachi por 8 horas y se le ocurre gastar en un par de negocios que no generan dinero; mientras sus acompañantes se acercan a decirle que ya van a cerrar.

 

Es así que el inquilino  pide a sus camaradas que paguen la cuenta -de todo lo que pidió-,  porque solamente trae 200 pesos, es así que sus acompañantes  siguiéndole el juego -para ser invitados a futuras fiestas-, lo proclaman el más humilde y carismático de todos los anfitriones conocidos.

 

Algo  similar sucede con  la deuda pública acumulada, que si se viera reflejada como beneficio en un progreso y crecimiento real, estaría justificado; pero hay varios rubros sin atender, como: la cobertura de salud, desabasto de medicamentos y serios problemas de seguridad, entro otros.

 

Aunque en sus “mañaneras” sus datos imponían una imagen positiva, la verdad es que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) está dejando una deuda pública histórica. Según los datos presentados por la Secretaría de Hacienda, la deuda pública crecerá en 6.6 billones de pesos durante su sexenio, lo que representa el mayor incremento en términos absolutos en la historia reciente de México. Con esta cifra, las finanzas públicas del país enfrentarán un reto significativo para la administración entrante de Claudia Sheinbaum, quien asumirá la presidencia en medio de un panorama económico complicado.

 

Costo financiero de la deuda y su impacto en las finanzas públicas

Entre enero y julio de 2024, el gobierno federal destinó 664,067 millones de pesos al costo financiero de la deuda, lo que representa un incremento del 4.1% en comparación con el mismo periodo de 2023. Este gasto, que en 2023 representó 3.3% del Producto Interno Bruto (PIB), se ha elevado a 3.6% este año, lo que refleja el creciente peso que la deuda pública tiene sobre la economía mexicana.

 

Los especialistas advierten que este aumento en la deuda y en el déficit fiscal, que se estima alcanzará el 6% del PIB en 2024, serán algunos de los principales factores de riesgo que enfrentará la economía en los próximos años. Según el analista John Soldevilla, director de Ecobi, el saldo total de la deuda pública ascenderá a 17.8 billones de pesos al cierre de este año, lo que significa un incremento nominal del 59.2% en seis años, el tercero más alto en las últimas tres décadas.

 

Umbral peligroso para la deuda pública

Para Arely Medina, economista de investigación en Citibanamex, la situación es preocupante porque la deuda del país superará la “barrera psicológica” del 50% del PIB. Medina estima que la deuda neta del gobierno mexicano alcanzará el 51.2% del PIB en 2024 y podría llegar al 52.5% en 2025.

“El problema no es solo el monto absoluto de la deuda, sino cómo perciben las calificadoras internacionales y los mercados este incremento. A partir del 50% del PIB, las calificadoras y los inversores empiezan a ser más sensibles, lo que puede traducirse en una degradación de la calificación soberana de México”, advirtió Medina.

 

Herencia financiera complicada para Claudia Sheinbaum

La administración de Claudia Sheinbaum heredará un panorama financiero difícil. Si bien la próxima presidenta ha expresado su intención de aplicar una política de consolidación fiscal, lo que implica reducir el déficit público, los analistas advierten que no será una tarea fácil. Sin una reforma fiscal integral que permita aumentar los ingresos del gobierno, el espacio para recortar el gasto o evitar un mayor endeudamiento es muy limitado.

 

Medina subrayó que reducir el déficit en 3 puntos del PIB para 2025, como lo propone Hacienda, requerirá una reforma fiscal significativa. “El gobierno tiene el capital político para impulsarla, pero hasta ahora no ha dado señales claras de que esté dispuesto a hacerlo”, explicó la economista.

Las dos opciones: Reducir el gasto o aumentar la deuda

Con el crecimiento económico proyectado a la baja para los próximos años y una actividad económica que ya ha mostrado señales de desaceleración, recortar el gasto público puede tener un impacto negativo en la economía. “Menor actividad económica significará menores ingresos fiscales, lo que afectará directamente la recaudación del gobierno y complicará aún más el manejo de la deuda”, enfatizó Medina.

 

 

Si el gobierno no logra implementar una reforma fiscal que incremente los ingresos, las opciones se reducirán a recortar el gasto o aumentar el endeudamiento, ambas medidas con consecuencias importantes para la economía y el bienestar de la población.

 

Tasa de interés y la composición de la deuda

Un aspecto positivo, según los analistas, es que el ciclo de recortes en las tasas de interés por parte del Banco de México (Banxico) ya ha comenzado y se espera que continúe en 2025. Esto podría aliviar parte de las presiones financieras relacionadas con el servicio de la deuda, ya que la mayor parte de la deuda pública mexicana está denominada en moneda nacional.

 

Actualmente, el 75% de la deuda pública total es deuda interna, un aumento considerable desde 2018, cuando esta cifra era del 63%. Este cambio en la composición de la deuda ha permitido que el gobierno maneje los costos del financiamiento de manera más eficiente, aunque el aumento en el monto total de la deuda sigue siendo una preocupación importante.

 

 

John Soldevilla destacó que este sexenio es uno de los que más ha pagado en términos de costo fiscal, con aproximadamente 3 puntos del PIB destinados al servicio de la deuda, comparado con un promedio histórico de 2 puntos del PIB.

El déficit fiscal previsto para el cierre de 2024, cercano al 6% del PIB, será el más alto que ha enfrentado México en los últimos 30 años. Este escenario representa un riesgo latente para las finanzas públicas y podría afectar la confianza de los mercados en la capacidad del país para manejar su deuda de manera sostenible.

 

“El gobierno entrante enfrentará un desafío significativo, reducir el déficit a niveles manejables requerirá recortes de gasto en áreas clave, como los programas sociales y las pensiones, o la implementación de nuevas medidas de recaudación, algo que hasta ahora no ha sido abordado por la actual administración”, advirtió Soldevilla.

 

El reto de Sheinbaum será encontrar el equilibrio entre cumplir con los compromisos sociales y reducir el déficit fiscal sin afectar el crecimiento económico. Según los expertos, el gobierno tendrá que buscar formas creativas de manejar las finanzas públicas para evitar que la situación empeore.

¿Es inevitable una reforma fiscal?

A pesar de la resistencia política a una reforma fiscal, los analistas coinciden en que es inevitable si el gobierno quiere mantener las finanzas públicas en orden. Los compromisos políticos y demográficos, como el aumento del gasto en pensiones y programas sociales, presionarán aún más el presupuesto del país.

Arely Medina señaló que la propuesta de Hacienda para 2025 y los años siguientes debe enfocarse en mantener la deuda estable en torno al 50% del PIB. “Esto será difícil de lograr sin una reforma fiscal, ya que el gasto público tiende a crecer debido a compromisos que son difíciles de reducir, como las pensiones”, concluyó Medina.

El sexenio de AMLO dejará una deuda pública de 6.6 billones de pesos más alta que cuando asumió el cargo, y la administración entrante de Claudia Sheinbaum deberá enfrentar este reto desde el primer día. Con un déficit fiscal elevado y una economía que muestra signos de desaceleración, el manejo de la deuda será un tema crucial para los próximos años.

 

Si bien la reducción de las tasas de interés por parte del Banxico puede ofrecer cierto alivio, la necesidad de una reforma fiscal se hace cada vez más evidente. El futuro de las finanzas públicas en México dependerá de la capacidad del gobierno para manejar el equilibrio entre gasto público, ingresos y crecimiento económico, sin perder de vista la estabilidad de la deuda.