La campaña presidencial en Estados Unidos está viendo un cambio dramático en las preferencias del electorado, con Donald Trump enfrentando serios desafíos mientras Kamala Harris, la candidata demócrata, comienza a ganar terreno en estados claves. Este giro en la contienda ha generado una serie de complicaciones para el expresidente y candidato republicano, mientras la campaña de Harris recibe un renovado impulso.
En apenas 20 días desde que Joe Biden anunció su decisión de no buscar la reelección, la campaña demócrata ha logrado un cambio significativo en el panorama electoral. Según las últimas encuestas, Harris empieza a encabezar estados que son cruciales para decidir la elección. Karl Rove, estratega político republicano, reconoció en el *Wall Street Journal* que la campaña de Trump está “tambaleándose” y criticó la gestión de la campaña por centrarse en insultos y temas marginales que no hacen más que dañar su causa.
Los desafíos para Harris y Walz en los próximos 90 días son enormes. Deben mantener y consolidar estas tendencias, enfrentando los ataques predecibles sobre temas sensibles como la seguridad fronteriza y el crimen. Harris ha comenzado a adoptar una postura más firme en estos temas, recordando su experiencia como procuradora en California y promoviendo una política de frontera segura junto con una necesaria reforma migratoria.
Con la convención del Partido Demócrata programada para finales de este mes en Chicago, Harris disfruta de un periodo de “luna de miel” que probablemente se extenderá, alimentado por la cobertura positiva de la prensa y un entusiasmo palpable en los mítines. Este nuevo vigor en la campaña demócrata ha creado nerviosismo entre las filas republicanas, que no esperaban este giro en la contienda.
En respuesta, Trump ha tratado de desviar la narrativa pública a través de conferencias de prensa y ataques personales contra Harris. A pesar de insistir en que sigue liderando en las encuestas en varios estados claves, la realidad mostrada por nuevas encuestas de Marquette University y el New York Times/Siena sugiere lo contrario, con Harris adelante en Michigan, Wisconsin y Pensilvania por aproximadamente 4 puntos.
Los analistas sugieren que los demócratas deberían adoptar posiciones más conservadoras para atraer a los votantes independientes que podrían ser decisivos en la elección. Harris, utilizando su experiencia como procuradora estatal de California, ha comenzado a enfocarse en temas de seguridad pública y crimen, una estrategia que busca proteger su imagen política de los ataques predecibles.
Mientras tanto, Harris ha reavivado el entusiasmo entre las bases del Partido Demócrata, que se sentían frustradas con la campaña inicialmente anémica de Biden. El nombramiento de Tim Walz como candidato a la vicepresidencia ha sido bien recibido por las corrientes liberales y progresistas del partido, aunque Harris continúa enfrentando presiones tanto de la cúpula conservadora como de las bases más progresistas.
Uno de los temas más difíciles para Harris será cómo manejar el tema de la inmigración y la seguridad en la frontera con México, que ha sido un punto focal de los ataques de Trump. La vicepresidenta se ha comprometido a un enfoque que busca equilibrar la seguridad fronteriza con la necesidad de una reforma migratoria integral.
A medida que la contienda electoral entra en sus últimos 90 días, la campaña de Harris busca consolidar las tendencias actuales y prepararse para los ataques predecibles. Mientras tanto, Trump enfrenta el reto de reorientar su campaña y recuperar el apoyo en estados claves. La dinámica electoral está en constante evolución, y los próximos meses prometen ser cruciales para ambos candidatos en una de las elecciones más impredecibles en décadas.