18 noviembre, 2024

 

En una decisión histórica, la administración de Joe Biden levantó las restricciones que impedían a Ucrania utilizar armas proporcionadas por Estados Unidos para atacar objetivos en territorio ruso. Este cambio marca un giro significativo en la política estadounidense respecto al conflicto entre Ucrania y Rusia, según confirmaron tres fuentes familiarizadas con el tema.

 

La medida, que se produce a menos de dos meses de la toma de posesión de Donald Trump como presidente el próximo 20 de enero, responde a meses de peticiones del mandatario ucraniano Volodímir Zelenski. El objetivo: permitir a Ucrania realizar ataques en profundidad contra posiciones militares rusas para contrarrestar la reciente movilización de tropas norcoreanas por parte de Moscú, un hecho que ha generado preocupación tanto en Washington como en Kiev.

 

Fuentes cercanas al gobierno ucraniano han indicado que los primeros ataques con cohetes ATACMS, capaces de alcanzar hasta 306 kilómetros, podrían ocurrir en los próximos días. Estos cohetes proporcionan a Ucrania una capacidad táctica crucial para atacar instalaciones militares rusas lejos de las líneas de combate.

 

La Casa Blanca evitó hacer comentarios oficiales sobre la decisión, pero algunos congresistas republicanos han presionado a Biden para flexibilizar las restricciones sobre cómo Ucrania puede emplear las armas estadounidenses. Por su parte, Rusia ha calificado la medida como una escalada grave, advirtiendo sobre posibles consecuencias.

 

Mientras las fuerzas rusas avanzan en el campo de batalla, este cambio en la política estadounidense podría reforzar la posición de Ucrania en un eventual proceso de negociación. No obstante, algunos analistas en Washington mantienen reservas sobre si los ataques en profundidad serán suficientes para alterar la trayectoria general del conflicto.

El impacto de esta decisión podría depender de si Trump, quien ha criticado la magnitud del apoyo militar y financiero a Ucrania, decide mantener o revocar la medida al asumir el poder. Aunque ha prometido “poner fin a la guerra rápidamente”, no ha detallado cómo lograría este objetivo.

 

La flexibilización de estas restricciones subraya la complejidad del conflicto y la creciente implicación de las potencias globales en el desarrollo del mismo.