La capital se encuentra otra vez en medio de un debate entre transportistas y autoridades: concesionarios agrupados en Movilidad de Vanguardia exigen un aumento de $2 a la tarifa mínima, lo que llevaría el pasaje de 8 a 10 pesos, y la creación de un subsidio a la movilidad para los usuarios.
Alejandro Luna, coordinador general de la organización que concentra cerca del 52% del transporte concesionado, advirtió que el costo real por pasajero se ubica entre 13 y 15 pesos, muy por encima de lo que pagan actualmente los usuarios.
“Llevamos cinco años con tarifas congeladas y un rezago de más de 30 años en el sector”, señaló durante un encuentro con legisladores en el Congreso de la CDMX.
Subsidio al usuario, no al transportista
A diferencia de otras demandas pasadas, los concesionarios plantean que el apoyo no se entregue a los operadores, sino que se diseñe un mecanismo que alivie directamente el bolsillo de los pasajeros, con el gobierno asumiendo una parte del costo por viaje.
La propuesta busca un equilibrio: no cargar todo el peso del ajuste en la ciudadanía, pero tampoco mantener una operación que los transportistas consideran financieramente inviable.
La Fuerza Amplia de Transportistas (FAT) ha puesto sobre la mesa una exigencia más alta: llevar la tarifa mínima hasta 12 pesos, argumentando el incremento en combustibles, refacciones y mantenimiento desde el último ajuste en 2022.
El Gobierno de la CDMX mantiene las tarifas sin cambios y asegura que cualquier decisión se tomará bajo un análisis técnico, priorizando la economía familiar y la calidad del servicio.
¿Qué está en juego?
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Tarifa actual: $8 pesos.
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Demanda de Movilidad de Vanguardia: $10 pesos + subsidio al usuario.
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Demanda de FAT: mínimo de $12 pesos.
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Costo operativo estimado: entre $13 y $15 pesos por pasajero.
El debate no es solo de pesos y centavos: también toca la sostenibilidad del transporte concesionado, la seguridad de millones de usuarios y la capacidad del gobierno para implementar políticas de apoyo sin disparar el gasto público.
El pulso entre transportistas y autoridades capitalinas promete intensificarse en las próximas semanas. La discusión ya no se limita a un alza en el boleto, sino a cómo diseñar un esquema que permita sostener al sector sin cargar la factura completa al usuario.
En medio de todo, la pregunta clave es si la CDMX está lista para un modelo de subsidio compartido, similar al que opera en otros sistemas de transporte, o si se mantendrá en el mismo esquema de tarifas congeladas que los concesionarios califican como insostenible.

