México se prepara para transformar el Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías (Conahcyt) en la nueva Secretaría de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación (Secihti). Este cambio no solo eleva el rango de la institución, sino que refleja un enfoque renovado hacia la integración y el impulso de la ciencia y la tecnología en el país.
El anuncio fue realizado por la virtual presidenta electa, Claudia Sheinbaum Pardo, quien ha colocado a la ciencia y la tecnología en el centro de su visión de gobierno, con la promesa de hacer de México una potencia mundial en estas áreas. Rosaura Ruiz Gutiérrez ha sido designada para liderar la Secihti, un cambio que promete no solo continuar el trabajo realizado hasta ahora sino expandirlo y profundizarlo en coordinación con diversas esferas del conocimiento y sectores productivos.
Uno de los documentos clave que delineará las acciones futuras es el “100 pasos para la Transformación”, que enfatiza la evaluación y el enriquecimiento de la agenda de proyectos estratégicos en ciencia y tecnología. El documento subraya la importancia de la colaboración entre el sector académico, público y los sectores social y privado, destacando la necesidad de una estrategia integrada que aborde desde la investigación básica hasta la aplicación de conocimientos en áreas estratégicas.
A pesar del optimismo, existen desafíos significativos, especialmente en términos de financiamiento. El último presupuesto asignado al Conahcyt antes de la transición ha sido uno de los más bajos en las últimas décadas, lo que plantea preguntas sobre cómo se financiarán las ambiciosas metas de la nueva secretaría sin un incremento presupuestal significativo. La presidenta electa ha mencionado que, aunque se mantendrá una política de austeridad, no afectará los proyectos prioritarios ni la operación del gobierno.
Innovación y Apoyo al Desarrollo Tecnológico
Entre las propuestas más destacadas está la creación de un Programa de apoyo y transferencia de conocimiento para el aprovechamiento de la relocalización de industrias tecnológicas internacionales. Este enfoque no solo busca fortalecer el desarrollo tecnológico y la innovación sino también consolidar polos de desarrollo que promuevan la creación de empresas de base tecnológica y generación de empleos.
La relación con el sector empresarial será crucial. En años anteriores, ha existido una percepción de distanciamiento entre el gobierno y el sector privado en temas de ciencia y tecnología. La nueva administración busca cambiar esto, proponiendo una ley que podría transformar significativamente la gobernanza del sistema de Ciencia, Tecnología e Innovación (CTI) de México.
Un área de gran interés será la reforma de los programas de becas, especialmente aquellos que promueven la investigación y la educación en el extranjero. La nueva administración busca renovar y expandir estas iniciativas para fortalecer las capacidades nacionales en CTI y reducir la dependencia tecnológica.
La transición del Conahcyt a la Secihti no es solo un cambio de nombre, sino un replanteamiento profundo de cómo la ciencia y la tecnología pueden contribuir al desarrollo nacional. Con desafíos significativos pero también con una clara dirección hacia la innovación y la colaboración intersectorial, México se prepara para un nuevo capítulo en su historia científica y tecnológica.
La comunidad espera que estos cambios no solo sean promesas electorales sino que se traduzcan en acciones concretas que resulten en un avance real y sostenido para el país en el escenario global de la ciencia y la tecnología.