En Seúl, Corea del Sur, este viernes agentes anticorrupción y policías surcoreanos intentaron arrestar al presidente suspendido Yoon Suk Yeol en su residencia en Seúl. pero la operación fue bloqueada por una unidad militar y por un grupo de seguidores del mandatario, quienes se enfrentaron a las autoridades.
Yoon enfrenta acusaciones graves, entre ellas “rebelión”, un delito que podría acarrear la pena de muerte. La orden de arresto fue emitida tras su fallido intento de imponer la ley marcial el pasado 3 de diciembre, una medida que sumió al país en una grave crisis política.
Operativo y la resistencia
Los vehículos de los investigadores llegaron a la residencia de Yoon, que permanecen acordonadas por un fuerte dispositivo policial. Según medios locales, el servicio de seguridad presidencial se confrontó con los agentes que intentaron ejecutar la orden de arresto. A pesar del bloqueo inicial, las autoridades han reiterado que el mandato se cumplirá antes del lunes 6 de enero, según informó Oh Dong-woon, jefe de la oficina anticorrupción.
Es la primera vez en la historia de Corea del Sur que un presidente suspendido enfrenta una orden de arresto. Yoon fue destituido por el Parlamento el 14 de diciembre, pero sigue siendo oficialmente presidente hasta que el Tribunal Constitucional confirme su destitución.
El intento de imponer la ley marcial, que incluyó el despliegue del ejército en la Asamblea Nacional, provocó masivas protestas y presiones que obligaron a Yoon a retractarse horas después.
El presidente suspendido ha ignorado tres citaciones para ser interrogado y prometió resistir, rodeado de simpatizantes, a quienes aseguraron que luchará “hasta el final”. En un comunicado dirigido a los manifestantes, Yoon señaló que Corea del Sur enfrenta amenazas a su soberanía y acusó la presencia de elementos “antiestatales”.
El plazo para ejecutar su detención finaliza el lunes, en un contexto de divisiones políticas y tensiones sociales que mantienen a Corea del Sur en un estado de incertidumbre.
