2 julio, 2024

En abril de 2024, el costo de la canasta básica alimentaria en México registró un incremento significativo del 5.7% en comparación con el mismo mes del año anterior, afectando tanto a las zonas urbanas como rurales del país. Este aumento supera la tasa general de inflación, que se situó en un 4.65%, poniendo una presión adicional sobre los hogares mexicanos.

 

La canasta básica alimentaria, que incluye productos esenciales como tortillas de maíz, frutas, verduras, arroz, frijoles, tubérculos, carnes, lácteos, embutidos, bebidas sin alcohol, aceites y alimentos preparados, alcanzó un costo de 2,299 pesos en las zonas urbanas y 1,762 pesos en las rurales, según estimaciones del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).

 

Estas cifras son representativas del consumo de una sola persona. Para una familia de cuatro integrantes, esto se traduce en un gasto mensual de 9,196 pesos en las ciudades y 7,048 pesos en las comunidades rurales, únicamente para cubrir las necesidades alimentarias básicas.

 

El aumento en el precio de la canasta básica alimentaria se debe, en gran medida, a la alta volatilidad de los productos agropecuarios, especialmente las frutas y verduras. Entre los productos que más han visto incrementos se encuentran el aguacate, el jitomate saladet, el chile jalapeño y la zanahoria. Por ejemplo, el aguacate pasó de costar 59.52 pesos a 66.05 pesos, lo que representa un alza del 10.97%. Este tipo de variaciones afectan directamente al presupuesto de las familias, especialmente aquellas de menores ingresos.

 

El incremento en los precios de la canasta básica alimentaria tiene un impacto considerable en los hogares mexicanos, especialmente en los más vulnerables. Según Coneval, cerca del 35% de la población percibe ingresos insuficientes para cubrir esta canasta, situándolos en una situación de pobreza extrema. Más del 75% de los ingresos de las familias se destina únicamente a la compra de bienes y servicios de primera necesidad, dejando poco margen para otros gastos importantes como educación, salud y vivienda.

 

Ante esta situación, el gobierno ha tomado algunas medidas para intentar mitigar el impacto de los aumentos en los precios. Durante una conferencia de prensa del 17 de junio de 2024, el procurador David Aguilar Romero de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), afirmó que el Índice Nacional de Precios al Consumidor en el rubro de alimentos se ha mantenido estable, aunque reconoció que hubo incrementos en la canasta básica por debajo de los 800 pesos.

 

Aguilar Romero señaló que el precio promedio nacional de la canasta básica es de 811.70 pesos y que los precios de la canasta de 24 productos esenciales se mantienen por debajo de los 1,039 pesos establecidos a principios de año.

 

A pesar de los esfuerzos del gobierno para estabilizar los precios, la realidad es que la inflación sigue siendo un desafío importante para la economía mexicana. La Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (Anpec), reportó que durante mayo de 2024, 23 de los 44 productos de la canasta básica alimentaria presentaron un alza en sus precios. La Anpec ha subrayado la persistente inseguridad alimentaria, los efectos devastadores del cambio climático y las olas de calor, así como una inflación creciente que sigue presionando el bolsillo de las familias mexicanas.

 

En enero de 2024, el precio promedio de la canasta básica alimentaria era de 1,829.40 pesos, con los estados de Quintana Roo, Tabasco, Sonora, Aguascalientes y Jalisco presentando las canastas más costosas. Esta situación refleja una tendencia de largo plazo que afecta a la mayoría de las regiones del país.

 

El aumento en los precios de la canasta básica alimentaria en México es un tema crítico que afecta a millones de familias. Con un incremento del 5.7% en abril de 2024, por encima de la inflación general, los hogares mexicanos se enfrentan a un desafío considerable para cubrir sus necesidades básicas.

 

Las medidas del gobierno y el monitoreo constante de organizaciones como la Anpec son esenciales para entender y mitigar el impacto de estos aumentos, sin embargo, se necesita una estrategia integral que aborde las causas subyacentes de la inflación y promueva una mayor estabilidad económica para asegurar que todas las familias mexicanas puedan llevar una vida digna y saludable.