21 noviembre, 2024

 

En la Ciudad de México, los sismos locales siguen siendo una amenaza constante para sus habitantes, especialmente debido a la dificultad para predecir su ocurrencia. Aunque existen sistemas de alerta sísmica para sismos de origen lejano, como los que provienen de las costas del Pacífico, no existe una metodología capaz de predecir sismos con epicentro en la capital o en zonas cercanas como Puebla, Morelos o el Estado de México. Esta situación pone en riesgo a miles de edificaciones que podrían no estar preparadas para resistir un movimiento telúrico fuerte.

 

Luis Quintanar, investigador del Departamento de Sismología del Instituto de Geología de la UNAM, destacó que la población debe enfocarse en la vigilancia y refuerzo de sus construcciones. “Si la zona epicentral es la misma Ciudad de México, no existe metodología que permita prevenir el sismo. Lo único que se puede hacer es vigilar sus construcciones, reforzar sus casas habitación; es decir, construir mejor”, explicó. Esto significa que la única medida de prevención es garantizar que los inmuebles cumplan con la normativa de construcción actualizada y que se les dé mantenimiento constante.

 

Por su parte, Myriam Urzúa, secretaria de Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil, señaló que los sismos más peligrosos son aquellos cuyos epicentros están cerca de la ciudad, ya que el tiempo de reacción es extremadamente corto. Recordó que el sismo del 19 de septiembre de 2017, con epicentro en los límites de Puebla y Morelos y una magnitud de 7.1, fue devastador debido a la proximidad del epicentro y el poco tiempo de alerta: “No tuvimos más allá de 20 segundos para ponernos a resguardo”, subrayó.

 

 

Los sismos de baja magnitud que han ocurrido en los últimos meses dentro de la Ciudad de México han afectado principalmente viviendas en mal estado y con falta de mantenimiento. Esto refuerza la necesidad de que la población revise la estabilidad estructural de sus inmuebles. Las autoridades han hecho un llamado a los capitalinos para que verifiquen si sus viviendas cumplen con los lineamientos estructurales y, de ser necesario, realicen mejoras para reducir el riesgo ante futuros movimientos sísmicos.

 

En resumen, la clave para enfrentar los sismos locales radica en la prevención a través de la construcción adecuada y el mantenimiento regular de los edificios. Aunque los sismos no pueden predecirse, la preparación de las viviendas es esencial para mitigar los daños que puedan generar.