6 julio, 2024

Las tensiones políticas post electorales siguen a la orden del día, la reciente debacle electoral del Partido Acción Nacional (PAN) ha desatado una tormenta de acusaciones entre dos de sus figuras más conocidas: Felipe Calderón, expresidente de México, y Marko Cortés, actual líder del partido. Esta disputa, que ha escalado en redes sociales, refleja no solo una lucha interna de poder, sino también una profunda crisis de identidad y liderazgo dentro del blanquiazul.

 

La contienda empezó cuando Felipe Calderón, quien dejó el PAN en 2018 tras una serie de desacuerdos con la dirección del partido, lanzó una serie de críticas hacia la actual gestión de Marko Cortés. Según Calderón, Cortés ha sido “el que más daño le ha hecho en la historia a ese partido”, una acusación que no solo personaliza el conflicto sino que también destaca las fracturas internas que el PAN ha experimentado en los últimos años.

 

Marko Cortés respondió con vehemencia, señalando a la administración de Calderón como responsable de la “peor caída de votación” en la historia del partido. Además, Cortés vinculó directamente los problemas del PAN a la figura de Genaro García Luna, ex secretario de Seguridad Pública durante el gobierno de Calderón, cuya detención en Estados Unidos por delincuencia organizada ha manchado retrospectivamente esa gestión.

 

La escalada no se detuvo en intercambios de culpas sobre la gestión pasada. Calderón acusó a Cortés y a su equipo de haberse “servido con la cuchara grande”, monopolizando recursos y oportunidades dentro del partido. Por su parte, Cortés reviró destacando las fallas de liderazgo de Calderón, incluso sugiriendo que el expresidente había dejado “sola” a Josefina Vázquez Mota durante su candidatura presidencial en 2012.

 

En medio de la disputa, ambos políticos utilizaron datos y gráficas para fundamentar sus argumentos. Se mencionó que la votación del PAN cayó de 36% en 2006 a solo 16% en 2024, una tendencia descendente que ambos liderazgos no han logrado revertir. Este uso de estadísticas busca no solo validar sus propios puntos de vista, sino también influir en la percepción pública y de los militantes sobre quién tiene la responsabilidad en el declive del partido.

 

La disputa ha resonado no solo dentro del PAN sino en el espectro político nacional. Figuras de otros partidos, como Gerardo Fernández Noroña del PT, han intervenido en la discusión, a veces con tono burlón, lo que refleja cómo este enfrentamiento puede ser percibido como una señal de debilidad por parte de los adversarios del PAN.

 

Este enfrentamiento entre Calderón y Cortés no es solo una lucha por definir culpabilidades pasadas; es también una batalla por el futuro del PAN. Con un partido fracturado y una base electoral desilusionada, el desafío será encontrar un camino que no solo resuelva estas diferencias internas, sino que también renueve y fortalezca la propuesta política del partido frente a un electorado cada vez más exigente y diverso.