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Sargazo se convierte en tema de salud para recolectores

UNAM mide gas tóxico en sargazo: advierte peligro real para quienes lo recolectan. Foto: Paola Chiomante

El arribo masivo de sargazo a las costas del Caribe Mexicano ha dejado de ser únicamente un problema ambiental, turístico y económico. Ahora, es también una preocupación en términos de su impacto en la salud humana.

En esa línea, el Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM (ICMyL), unidad Puerto Morelos, ha creado una serie de sensores para medir las concentraciones de ácido sulfhídrico (H2S) en el sargazo que recala las playas de Quintana Roo.

Los sensores los diseñó Miguel Ángel Gómez Real, también de la UNAM Puerto Morelos. El proyecto de salud es en colaboración con la Universidad de Victoria en Canadá y la Universidad de Sao Paolo en Brasil

Además, alista un estudio sobre los efectos de este ácido en la salud de las y los trabajadores que recolectan la macroalga sin mayor protección.

En las Islas Francesas, si las concentraciones de ácido sulfhídrico rebasan las 5 partes por millón, entonces entra el Ejército; entran con máscaras, entran con todo, porque ya se considera un gas tóxico por sus concentraciones dañinas”, advirtió la investigadora, Rosa Rodríguez Martínez, quien encabeza el proyecto científico.

La iniciativa busca documentar por primera vez, con base en datos científicos, la exposición al ácido sulfhídrico, un gas tóxico liberado durante la descomposición del sargazo.

El proyecto se encuentra en una fase piloto de desarrollo y prueba de sensores de bajo costo capaces de medir en tiempo real las concentraciones de ácido sulfhídrico a las que se enfrentan los trabajadores durante sus jornadas. 

“Lo que estamos haciendo es medir cuánto gas se libera mientras se trabaja con el sargazo. Queremos saber si los trabajadores están en riesgo, en qué momentos, en qué condiciones, y con qué niveles de concentración”, explicó la científica, en entrevista con NewsDay Caribe.

La Maestra en Ciencias indicó que el objetivo inmediato es validar estos  sensores comparándolos con equipos certificados y, en una etapa posterior, contar con suficientes dispositivos para distribuir al menos uno por brigada de limpieza en Playa del Carmen.

Rodríguez Martínez estuvo el lunes 10 de junio en El Recodo, el sitio históricamente con mayor problema en cuanto al recale de sargazo.

Luego de la visita, describió la situación como “terrible”, al confirmar que la playa se ha vuelto ya un pantano, “es lodo” –dijo– y enfrenta un problema de “descomposición severo”, que es un riesgo a la salud de las y los trabajadores que diariamente recogen el sargazo en el sitio, debido a las concentraciones de ácido sulfhídrico que se generan.

Concentraciones rebasan niveles permisibles

El ácido sulfhídrico –expuso– es un compuesto que emite un olor característico a huevo podrido y se forma como resultado de la actividad de bacterias que descomponen el sargazo en ambientes pobres en oxígeno.

En condiciones naturales, este gas puede ser detectado por el olfato a partir de concentraciones tan bajas como 0.7 partes por millón (ppm), pero conforme aumenta su presencia en el ambiente, el cuerpo puede dejar de percibirlo debido a un fenómeno conocido como “ceguera olfativa”.

Playa Fundadores. UNAM mide gas tóxico en sargazo: advierte peligro real para quienes lo recolectan. Foto: Paola Chiomante
Playa Fundadores, en Playa del Carmen. UNAM mide gas tóxico en sargazo: advierte peligro real para quienes lo recolectan. Foto: Paola Chiomante

Esta pérdida del sentido del olfato ante el ácido sulfhídrico ha sido documentada como causa de múltiples accidentes mortales en contextos industriales, particularmente en espacios confinados como plantas de tratamiento de aguas o bodegas.

Rodríguez Martínez indicó que ha identificado en Playa del Carmen concentraciones que superan con creces los umbrales considerados seguros.

En una playa de Puerto Morelos, uno de los puntos de monitoreo, han registrado niveles superiores a 100 ppm y picos que alcanzan los 180 ppm durante maniobras de remoción manual del alga.

Estas cifras están muy por encima del límite máximo recomendado por agencias como el Instituto Nacional para la Seguridad y Salud Ocupacional (NIOSH) de Estados Unidos, que establece como límite de exposición en corto plazo los 10 ppm.

“Cuando el trabajador empieza a escarbar con la pala o a levantar el sargazo, se liberan bolsas de gas que se habían acumulado bajo el alga. Entonces, aunque el ambiente en general no tenga niveles altos, en ese momento puntual sí puede haber una exposición intensa”, ahondó.

Este tipo de exposición intermitente pero recurrente es difícil de monitorear sin instrumentos diseñados para medir en tiempo real y en el lugar de trabajo.6

UNAM mide gas tóxico en sargazo y estudiará impacto en la salud

Además de desarrollar el sensor, el equipo busca generar una base de datos que relacione los niveles de exposición con síntomas de salud reportados por los trabajadores.

Si bien hay numerosos testimonios anecdóticos de malestares como dolores de cabeza, náuseas, ardor en los ojos o dificultad para respirar, hasta ahora no existen estudios sistemáticos que documenten esos efectos ni que puedan establecer una correlación con la presencia del gas.

Punta Esmeralda, Playa del Carmen. UNAM mide gas tóxico en sargazo: advierte peligro real para quienes lo recolectan. Foto: Paola Chiomante
Punta Esmeralda, Playa del Carmen. UNAM mide gas tóxico en sargazo: advierte peligro real para quienes lo recolectan. Foto: Paola Chiomante

Uno de los objetivos a largo plazo del proyecto es aportar evidencia que sirva como base para establecer protocolos de protección laboral en contextos de limpieza de sargazo.

Actualmente no existen regulaciones específicas en México que reconozcan esta actividad como de riesgo por exposición a gases tóxicos.

De aprobarse una norma oficial, podría obligarse a dotar a los trabajadores de equipo de protección personal, tiempos máximos de exposición y condiciones específicas para el manejo del alga.

“Lo peor está por venir (…) Ya se salió de control”, alerta

La dimensión del problema va más allá del aspecto sanitario. Rodríguez contextualizó que el crecimiento del sargazo ha sido exponencial.

De acuerdo con el reporte de mayo de 2025 de la Universidad del Sur de Florida, la cantidad de sargazo flotando en el Atlántico tropical, el mar Caribe y el Golfo de México alcanzó los casi 40 millones de toneladas, lo que representa casi el doble del máximo histórico de 20 millones registrado en 2018.

Frente a las costas del Caribe México, se estiman actualmente 5 millones de toneladas flotando, pero las cifras del recale son inciertas, porque se mide lo que se recolecta, no lo que llega.

En años anteriores, como 2018, se estimaba que entre el 10 y 15 por ciento del sargazo flotante terminaba varado en las playas, aunque esa cifra es variable y depende de las corrientes, los vientos, la topografía submarina y otras condiciones oceanográficas.

Aun con una proporción modesta, el volumen representa un problema operativo y logístico.

Información de: newsdaycaribe

 

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