28 junio, 2024

En un despliegue sin precedentes de medidas para asegurar la integridad del proceso electoral, Jalisco se encuentra en el epicentro de una operación de recuento masivo que afecta a casi la mitad de los paquetes electorales del estado. Esta medida, dictada por inconsistencias y la ausencia de actas en algunos casos,  destaca los desafíos de mantener la transparencia en un entorno político cargado.

 

En total se recontarán 14,777 de los 32,748 paquetes electorales resguardados por la autoridad electoral local, divididos entre las elecciones de gubernatura, diputaciones de mayoría relativa y munícipes. Este proceso no es trivial, considerando que abarca una variedad de cargos y refleja la escala de la votación y la vigilancia que requiere.

 

Paula Ramírez, consejera presidente del Instituto Electoral y de Participación Ciudadana (IEPC), admitió que errores en las actas, tales como ilegibilidades y ausencias, ralentizaron significativamente el Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP). Estos errores no solo complicaron el conteo inicial sino que también pusieron en tela de juicio la eficiencia de los procedimientos previamente establecidos, llevando a la decisión de abrir y recontar un volumen significativo de paquetes electorales.

 

La atmósfera en los centros de cómputo distritales y municipales ha estado marcada por la tensión. Manifestantes, principalmente de Morena, respondieron al llamado de su líder nacional, Mario Delgado, para “defender los votos” de la coalición Sigamos Haciendo Historia.

 

Aunque la mayoría de las manifestaciones han sido pacíficas, el IEPC ha denunciado incidentes aislados de violencia y la presencia de personas armadas, complicando aún más la situación y poniendo en riesgo la seguridad del personal electoral.

 

El recuento no se limita a errores administrativos, también incluye situaciones donde la competencia fue tan reñida que la diferencia entre el primer y segundo lugar fue menor al número de votos nulos, como en los municipios de El Grullo, Guachinango, entre otros. Además, en Pihuamo, se requiere un recuento total tras el robo de dos urnas el día de la elección, destacando los desafíos de seguridad que pueden influir en la percepción pública de la elección.

 

Ramírez ha hecho un llamado a las fuerzas políticas para que no entorpezcan los conteos y ha solicitado que la militancia se retire de los sitios para permitir que los funcionarios realicen su trabajo en un ambiente más tranquilo y seguro. La presencia de seguridad pública ha sido reforzada, aunque la situación sigue siendo descrita como “compleja” por la propia autoridad electoral.

 

El recuento de votos en Jalisco no es solo un reflejo de los desafíos logísticos y administrativos de llevar a cabo elecciones en grandes jurisdicciones, también es una prueba de la fortaleza institucional del sistema electoral mexicano frente a la presión política y social. A medida que Jalisco navega por estas aguas turbulentas, la atención de la nación y la confianza en el proceso democrático están en juego.

 

Este proceso de recuento es crucial no solo para determinar los ganadores de las contiendas electorales, sino también para reforzar la confianza en las instituciones electorales. Aunque el camino hacia la transparencia y la integridad electoral es complejo y a menudo enfrenta obstáculos, la respuesta de Jalisco a estos desafíos será un indicativo clave de la salud de la democracia en México.