Damasco inicia una nueva era política tras la destitución de Bashar al Asad, con Mohamad al Bashir al frente de un gobierno transitorio. Los rebeldes que tomaron el control de la capital Siria anunciaron el nombramiento de Mohamad al Bashir como jefe de gobierno transitorio, quien estará en el cargo hasta el 1 de marzo próximo. Al Bashir, reconocido por liderar el gobierno rebelde en Idlib, será el encargado de supervisar la transición en un país devastado por más de 13 años de guerra civil.
El enviado de la ONU para Siria, Geir Pedersen, destacó que el grupo islamista radical Hayat Tahrir al Sham (HTS), que lideró la ofensiva, ha enviado hasta ahora “señales positivas” al pueblo sirio. Según Pedersen, el mensaje inicial de HTS ha sido uno de unidad e inclusión, lo que ha generado expectativas en torno a la posible estabilización de la región.
“Debemos ver si lo que dicen se refleja en acciones concretas. La prueba será cómo se aplican los acuerdos de transición en Damasco”, subrayó Pedersen.
HTS, conocido anteriormente como Al Nusra, una filial de Al Qaeda, rompió vínculos con la organización terrorista en 2016, pero sigue siendo catalogado como grupo terrorista por varios países occidentales. Este pasado genera incertidumbre sobre la legitimidad de sus promesas de inclusión y unidad.
Estados Unidos y otras potencias europeas han declarado que juzgarán a HTS por sus acciones, instando a la formación de un gobierno inclusivo; sin embargo, el Consejo de Seguridad de la ONU considera la historia de HTS como un “factor complicado” en el escenario político.
Bashar al Asad, en el poder desde el año 2000, fue derrocado en un relámpago ofensivo que marcó el fin de más de cinco décadas de liderazgo familiar. El conflicto, desencadenado por la represión de manifestaciones prodemocracia en 2011, ha dejado un saldo de más de 500.000 muertos y millones de desplazados.
Mientras Siria inicia este proceso de transición, el pueblo y la comunidad internacional observan con cautela cómo se desarrollarán los acuerdos para construir un país fracturado por la guerra.