19 septiembre, 2024

 

 

En el sexenio que está por concluir, la Ciudad de México ha registrado una reducción significativa en varios contaminantes atmosféricos, pero el ozono sigue siendo un reto. De acuerdo con el Sexto Informe de Gobierno, el ozono, uno de los principales causantes de las contingencias ambientales, aumentó 6% en comparación con el periodo anterior.

 

Las cifras indican que, entre 2019 y 2023, la concentración de algunos contaminantes como el monóxido de carbono disminuyó un 43%, el dióxido de azufre un 31%, el dióxido de nitrógeno un 17% y las partículas PM2.5 un 8%. Sin embargo, a pesar de estos avances, el ozono se incrementó, lo que ha provocado que 11 de las 12 contingencias ambientales de este año sean por este contaminante, según la Secretaría del Medio Ambiente (Sedema).

 

El informe destaca que, a pesar de los desafíos con el ozono, en general, los contaminantes del aire han disminuido hasta un 90% desde 1990. Por ejemplo, las emisiones de monóxido de carbono se han reducido un 93% y las de dióxido de azufre un 95%. En cuanto a las partículas PM10, su concentración bajó un 64% durante el mismo periodo.

 

 

Uno de los logros importantes mencionados en el informe es que la Ciudad de México ha superado la cifra de 100 días limpios cada año, es decir, días en los que ninguno de los contaminantes rebasó los límites establecidos en las normas oficiales. En 2023, se registraron 105 días limpios, un indicador de mejora en la calidad del aire.

 

El gobierno capitalino ha implementado diversas medidas para mejorar la calidad del aire, como la actualización de las normas oficiales mexicanas que establecen límites más estrictos para la concentración de contaminantes como el ozono y las partículas PM2.5. También se revisó el Índice de Calidad del Aire y Salud, adoptando criterios más restrictivos que los de la Organización Mundial de la Salud.

 

Además, se actualizó el Programa de Contingencias Ambientales Atmosféricas, que ahora incluye protocolos específicos para el control de las partículas PM2.5, las cuales han sido difíciles de reducir. “El interés principal de medir la calidad del aire es la protección de la salud de la población”, se enfatiza en el informe.

 

A pesar de los avances, el desafío del ozono persiste, y el gobierno de la Ciudad de México sigue trabajando en políticas y programas para enfrentar este problema y mejorar la calidad del aire en la capital.