17 septiembre, 2024

La construcción de la planta coquizadora de Pemex en Tula, Hidalgo, ha sido un proyecto lleno de desafíos y retrasos. Iniciada en 2016, esta obra, diseñada para convertir el combustóleo en gasolinas y diesel, ha enfrentado múltiples obstáculos, incluyendo el escándalo de sobornos de Odebrecht que llevó a su cancelación temporal. Ahora, casi una década después, se espera que esté en operación en el primer trimestre de 2025, según el director de Petróleos Mexicanos (Pemex), Octavio Romero Oropeza.

 

“El primer trimestre de 2025, y lo señalamos aquí por una razón, va a entrar ya en producción completa la coquizadora de Tula, que convierte el combustóleo en gasolinas”, señaló Oropeza. Este anuncio marca un nuevo estimado para una obra cuya construcción se reanudó en 2021 con la expectativa inicial de operar en 2023, sin embargo, diversos problemas técnicos y financieros han retrasado repetidamente su inauguración.

 

En 2023 se preveía que la coquizadora estaría lista a mediados de 2024, posteriormente la fecha se aplazó para octubre o diciembre de ese año y finalmente, se ha movido a 2025.

 

Contexto Financiero y Técnico

La construcción de la planta coquizadora de Tula representa una inversión estimada en 60 mil millones de pesos, pero el costo real podría ser mayor debido a los continuos desafíos técnicos. Esta instalación tiene el potencial de transformar el 30-35% del combustóleo producido en las seis refinerías de México en productos de mayor valor como gasolinas y diesel.

 

El proyecto de la coquizadora se enmarca dentro de un esfuerzo más amplio del gobierno mexicano para alcanzar la autosuficiencia energética, un objetivo que, según reconocen las autoridades, no se logrará antes de que termine la actual administración. La Secretaría de Energía (Sener) anticipa que las importaciones de combustibles seguirán creciendo hasta 2037 debido al aumento de la demanda.

 

Impacto en la Autosuficiencia Energética

En 2018, México dependía en un 84% de las importaciones de gasolinas debido a la ineficiencia de sus refinerías. Para mediados de 2024, esta dependencia se había reducido al 58%. La expectativa es que, con la entrada en funcionamiento de la nueva refinería Olmeca en Dos Bocas, Tabasco, y la coquizadora de Salina Cruz que actualmente está al 65% de su construcción, México pueda reducir sus importaciones de combustibles a cero.

 

“Ya con la entrada en pleno de la coquizadora de Tula, vamos a haber logrado el 98% de la autosuficiencia en combustibles. Cuando esté la refinería Salina Cruz inclusive vamos a estar por encima de la demanda nacional. Vamos a tener superávit”, afirmó Romero Oropeza.

La coquizadora de Tula convertirá combustóleo, un residuo del proceso de refinación, en productos de alto valor, mejorando los márgenes de ganancia para Pemex. Actualmente, la empresa ha reportado pérdidas netas en el segmento de refinación durante 22 años consecutivos. Con esta nueva planta, se espera mejorar la rentabilidad y reducir la dependencia de importaciones.

 

En el primer semestre de 2024, Pemex importó 498 mil barriles por día (bpd) de combustibles. Con la coquizadora de Tula y la nueva refinería Olmeca, se anticipa una reducción significativa en las importaciones, alcanzando 52 mil bpd en septiembre y 20 mil bpd en el primer trimestre de 2025.

 

La planta coquizadora de Pemex en Tula es un proyecto clave para la estrategia de autosuficiencia energética de México. A pesar de los retrasos y los desafíos financieros, su eventual puesta en operación en 2025 representa un avance significativo hacia la reducción de la dependencia de importaciones de combustibles. La expectativa es que, con esta y otras obras en marcha, México podrá no solo satisfacer su demanda interna, sino también alcanzar un superávit en la producción de combustibles.