¿Hasta dónde llegarías para hacerte viral? Muchos creadores de contenido actualmente realizan actos más atrevidos para subir sus suscriptores, a cambio de contenido cada vez más exclusivo. Luna Bella, la influencer conocida por su reciente video en el Metro de la CDMX, es muestra de ello, buscar la atención pública con tal de llevar tráfico a su perfil de OnlyFans la ha puesto en la delgada línea entre lo disruptivo y lo vulgar.
Tras estos hechos, ha realizado comentarios como: “Les asusta más el sexo que la violencia”. Esta afirmación resuena en un contexto donde la influencer ha generado debates sobre la libertad de expresión, la moral pública y el tratamiento mediático del sexo comparado con la violencia.
¿Qué debería molestar más a un usuario, una persona teniendo sexo en un transporte o gobernantes que cometen injusticias y abusos de poder en el país?. Luna Bella argumenta que su trabajo destapa una hipocresía en la sociedad: la aceptación tácita de la violencia en medios y entretenimiento frente al estigma que aún rodea la expresión abierta de la sexualidad.
¿Es la competencia digital la culpable de esos excesos?
En los últimos años, plataformas como OnlyFans han emergido como nuevas arenas para la autonomía financiera, especialmente atractivas en tiempos de pandemia cuando las opciones tradicionales de empleo escaseaban. OnlyFans, en particular, promete a sus usuarios la posibilidad de obtener ingresos mediante la publicación de contenido, frecuentemente de naturaleza erótica, bajo un modelo de suscripción. Sin embargo, detrás de la promesa de libertad y ganancia fácil, se esconden capas de explotación y riesgos severos que han llevado a OnlyFans a estar bajo el escrutinio de autoridades y críticos por igual.
Fue a principios del 2023, que el Congreso de México puso en la mira a OnlyFans, calificándola de “poco transparente” y destacando las numerosas denuncias relacionadas con la trata de personas. Un documento presentado por diputados mexicanos señalaba que la plataforma ha sido un vehículo para la explotación sexual, citando casos de usuarios que denuncian haber sido víctimas de redes de trata. Este problema no es exclusivo de México; reportes similares han surgido a nivel global, indicando una preocupante tendencia de abuso y explotación bajo el manto de la digitalización del entretenimiento para adultos.
El atractivo engañoso de la independencia económica
OnlyFans se presenta como un medio para que los creadores de contenido, especialmente mujeres, puedan monetizar su creatividad e imagen. Sin embargo, lo que a menudo no se discute abiertamente son las dinámicas de poder que replican patrones de explotación tradicionales del trabajo sexual. Aunque algunos creadores logran significativos ingresos, la mayoría enfrenta una competencia feroz, presiones para producir contenido cada vez más explícito, y el riesgo de exposición y acoso.
La plataforma se ha popularizado particularmente entre jóvenes de clases socioeconómicas bajas, quienes en un contexto de escasas oportunidades laborales ven en OnlyFans una salida económica viable. Este grupo es particularmente susceptible a la explotación, dado que la urgencia económica puede empujar a la producción de contenido en condiciones precarias o bajo coacción. Asimismo, la falta de un marco regulatorio claro facilita que menores de edad y otras personas vulnerables sean explotadas a través del sistema.
A pesar de las promesas de seguridad y privacidad por parte de OnlyFans, muchos creadores se encuentran en una posición legalmente precaria. La plataforma ha enfrentado críticas por no proteger adecuadamente los derechos de los creadores sobre su contenido, lo que ha llevado a situaciones de doxing (publicación de información privada sin consentimiento), chantaje y otros abusos.
El llamado de los legisladores mexicanos para una mayor supervisión y regulación de plataformas como OnlyFans resalta la necesidad urgente de marcos legales que protejan a los creadores de contenido de la explotación y el abuso. Propuestas como la verificación de edad más estricta y la transparencia en la moderación de contenido son pasos necesarios para combatir la explotación sexual en línea.
Mientras OnlyFans continúa creciendo en popularidad y rentabilidad, las conversaciones sobre las implicaciones éticas y sociales de su modelo de negocio se intensifican. La plataforma representa un cruce complicado de libertad personal, oportunidades económicas y riesgos significativos de explotación. El desafío para legisladores, activistas y la propia plataforma será encontrar un equilibrio que proteja a los creadores de contenido sin sofocar una nueva vía de independencia económica.