El obispo emérito de San Cristóbal de las Casas, Felipe Arizmendi Esquivel, alzó la voz tras el asesinato del sacerdote Marcelo Pérez Pérez, un acto de violencia que pone de manifiesto la crisis de seguridad en Chiapas y el país. En su pronunciamiento, Arizmendi afirmó que “la violencia en Chiapas y el país va en aumento”, una declaración que subraya la creciente preocupación por la impunidad y el poder de los grupos del crimen organizado en la región.
El crimen ocurrió el domingo, después de que el padre Pérez celebrara su primera misa de la mañana en la comunidad de Cuxtitali, en San Cristóbal de las Casas. Este sacerdote indígena, reconocido por su labor en favor de la paz y los derechos de las comunidades desplazadas, se convirtió en un símbolo de resistencia ante la violencia. “No hemos logrado que la violencia se detenga, sino que va en aumento”, lamentó el obispo, instando al gobierno federal a actuar con eficacia para desmantelar a los grupos criminales que operan en Chiapas.
Arizmendi también destacó que la situación actual refleja una falta de fortaleza en el tejido social y la incapacidad de los gobiernos para hacer frente a la creciente criminalidad. “No todo es culpa del gobierno, pero es indicativo de que estamos rebasados”, señaló. Esta reflexión invita a una evaluación crítica no solo de las acciones gubernamentales, sino también del papel que juegan las comunidades e iglesias en la lucha contra la violencia.
En su intervención, el obispo recordó que el padre Pérez fue uno de los primeros sacerdotes indígenas ordenados y se dedicó a la defensa de los derechos humanos, priorizando el respeto y la paz en lugar de involucrarse en cuestiones partidarias. Su legado, centrado en el acompañamiento a las víctimas y la promoción de soluciones pacíficas, se alza como un modelo a seguir en tiempos de crisis.
La situación en Chiapas no es única; refleja un patrón de violencia que se extiende por todo el país. Las estadísticas revelan que los crímenes violentos han ido en aumento en los últimos años, dejando a muchas comunidades en un estado de inseguridad y desconfianza. Arizmendi convocó a la sociedad a reflexionar sobre esta realidad y a exigir respuestas efectivas de las autoridades.