El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, se encuentra en el epicentro de una controversia global tras la emisión de una orden de arresto en su contra por parte del Tribunal Penal Internacional (CPI). Acusado de crímenes de guerra y lesa humanidad en la Franja de Gaza, Netanyahu ha calificado la resolución como una “decisión antisemita y absurda”, reafirmando que no abandonará su cargo ni se retirará hasta cumplir con los objetivos que Israel considera esenciales para su seguridad.
En una declaración oficial, la oficina de Netanyahu aseguró que el primer ministro “no se dejará intimidar por presiones externas” y continuará liderando las operaciones militares en Gaza. En su mensaje, Netanyahu tildó a la CPI de actuar con “sesgo político” y defendió las acciones de Israel como una respuesta necesaria a los ataques provenientes de Hamás. “No hay nada más justo que la guerra que Israel libra en Gaza”, afirmó.
Postura de E.U. y otros actores internacionales
La Casa Blanca expresó su rechazo categórico a la decisión de la CPI. Un portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos señaló que la corte “carece de jurisdicción en este caso” y criticó los “errores procesales” que llevaron a la emisión de las órdenes de arresto. Mike Waltz, futuro asesor de seguridad nacional de Donald Trump, prometió una respuesta firme al que calificó como “sesgo antisemita” de la CPI.
En contraste, líderes de otras naciones han adoptado posturas diversas. El presidente colombiano, Gustavo Petro, respaldó la decisión de la CPI y calificó a Netanyahu como un “genocida”. Por su parte, el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, instó a los Estados miembros de la Unión Europea a cumplir con las órdenes de arresto, destacando que estas son “vinculantes y deben ser respetadas”.
La decisión de la CPI ha polarizado a la comunidad internacional. En Turquía, el partido gobernante calificó la medida como “un juicio a favor de la humanidad”, mientras que el gobierno de los Países Bajos, sede de la CPI, reafirmó su compromiso con el Estatuto de Roma y aseguró que cumpliría con la orden si Netanyahu pisara suelo holandés.
Por otro lado, algunos gobiernos europeos han mostrado cautela. En Francia, un vocero del Ministerio de Exteriores evitó confirmar si el país arrestaría a Netanyahu, destacando la complejidad legal del caso. Italia, que históricamente ha apoyado a Israel, tampoco se ha pronunciado oficialmente sobre el cumplimiento de la orden.
Acusaciones contra Netanyahu y Gallant
La CPI acusa a Netanyahu y al exministro de Defensa Yoav Gallant de crímenes cometidos desde octubre de 2023, relacionados con bombardeos en Gaza que dejaron miles de muertos, incluidos numerosos civiles. Según la fiscalía de la CPI, estas acciones violan los principios del derecho internacional humanitario. Entre las acusaciones, se encuentran ataques a infraestructura civil, hospitales y áreas densamente pobladas.
Hamás, que también enfrenta órdenes de arresto por parte de la CPI, ha celebrado la medida como un “precedente histórico”. En un comunicado, el grupo llamó a la comunidad internacional a cooperar con la CPI para llevar a Netanyahu y Gallant ante la justicia.
Repercusiones en el conflicto de Gaza
Mientras tanto, la situación en Gaza sigue siendo crítica. Según fuentes médicas palestinas, al menos 66 personas murieron y más de un centenar resultaron heridas tras un bombardeo israelí cerca del hospital Kamal Adwan. Testigos locales reportaron que entre las víctimas se encontraban numerosos niños, lo que intensificó las denuncias internacionales contra Israel por el uso desproporcionado de la fuerza.
El presidente israelí, Isaac Herzog, defendió las acciones de su país y calificó la resolución de la CPI como “un oscuro día para la justicia”. Desde su perspectiva, el tribunal ha tomado partido por el “terrorismo y la maldad” al emitir una orden que, según él, ignora los crímenes cometidos por Hamás.
Futuro de Netanyahu y el conflicto en Oriente
La negativa de Netanyahu a acatar la orden de arresto de la CPI plantea interrogantes sobre el futuro del conflicto en Oriente Próximo y la credibilidad de las instituciones internacionales. Mientras que Israel cuenta con el respaldo de Estados Unidos y aliados clave, la presión de organizaciones internacionales y algunos gobiernos podría influir en la percepción global sobre la legitimidad de las acciones israelíes.
En medio de esta crisis, la CPI enfrenta un desafío crucial: demostrar que el derecho internacional puede imponerse incluso ante líderes de naciones poderosas. Para Netanyahu, la batalla no solo se libra en los campos de Gaza, sino también en el ámbito diplomático y legal, donde su liderazgo está siendo puesto a prueba como nunca antes.