En un esfuerzo por transformar vidas y abrir nuevas oportunidades laborales, el penal de Santiaguito en el Estado de México se ha convertido en el escenario de un innovador programa de reinserción social: “Mi plato es tu plato”, en el que chefs de talla internacional comparten su experiencia con mujeres privadas de la libertad. Este esquema busca brindarles herramientas prácticas para que puedan incorporarse al mercado laboral al cumplir sus sentencias.
La gobernadora del Estado de México, Delfina Gómez Álvarez, asistió a la inauguración del programa, destacando la importancia del humanismo y la sensibilidad en las iniciativas de reinserción social. Durante su intervención, la mandataria agradeció a los chefs participantes, entre ellos Paulina Abascal y Zahie Téllez, por su disposición y empatía al compartir sus conocimientos culinarios.
Las internas reciben estas clases a través de una innovadora video-academia penitenciaria enfocada en cocina y repostería. Sandra, una de las participantes, narró emocionada su experiencia al preparar un postre guiada por Paulina Abascal: “Nunca imaginé poder aprender de una chef tan reconocida”, comentó, visiblemente emocionada.
El programa no solo busca enseñar habilidades técnicas, sino también fomentar la autoestima y la esperanza. Para reforzar estos esfuerzos, la gobernadora propuso abrir espacios en centros comerciales donde los productos elaborados por internos puedan ser comercializados, impulsando así su autonomía económica. Además, Gómez Álvarez aseguró que revisará la legislación en materia de delitos de alto impacto, enfatizando la importancia de equilibrar justicia con oportunidades de reintegración.
La iniciativa “Mi plato es tu plato” no solo es pionera en México, sino que también refuerza la colaboración entre el gobierno, la sociedad civil y los profesionales de diversos sectores. Este tipo de esfuerzos sientan las bases para un cambio social tangible, donde la reinserción se traduce en verdaderas oportunidades de vida.
Con estas acciones, el Estado de México da un paso firme hacia un modelo penitenciario más humano y transformador, dejando claro que la empatía y la capacitación son herramientas clave para una sociedad más inclusiva.
