6 noviembre, 2024

 

En los últimos años, México ha dejado de participar en evaluaciones educativas, tanto nacionales como internacionales, lo que ha generado preocupación entre expertos en educación. Teresa Gutiérrez, directora de Monitoreo de Indicadores de la organización Mexicanos Primero, advirtió que la falta de estas pruebas afecta la capacidad del país para ajustar sus políticas educativas. Países con sistemas educativos avanzados, como Finlandia, Dinamarca y Corea del Sur, participan activamente en estas evaluaciones, lo que les permite mejorar sus programas educativos continuamente.

 

En México, se solían aplicar pruebas como ENLACE y PLANEA, que proporcionaban información sobre el rendimiento académico de los estudiantes en todo el país, pero desde 2018, estas evaluaciones dejaron de realizarse, lo que ha generado una pérdida de datos cruciales para medir el progreso del sistema educativo. Además, el país también se retiró de la ERCE (Estudio Regional Comparativo y Explicativo), que permitía compararse con otras naciones de América Latina en áreas como matemáticas y lenguaje.

 

A pesar de esta tendencia, México sigue participando en la prueba PISA (Programa para la Evaluación Internacional de Estudiantes), organizada por la OCDE, que mide las habilidades de estudiantes de 15 años en lectura, matemáticas y ciencias. Este mes, se llevará a cabo el piloto de esta prueba, una etapa crucial para su correcta aplicación en 2025. Si el país no realiza el piloto en octubre, se arriesga a perder la oportunidad de participar en la prueba definitiva, lo que sería un golpe significativo para la educación mexicana.

 

Los expertos destacan que países con rezagos educativos, como República Dominicana, no han dejado de participar en estas evaluaciones. Esto demuestra que, a pesar de los desafíos, la evaluación constante es fundamental para mejorar la calidad educativa. Corea del Sur es un ejemplo de éxito, ya que su participación en PISA ha mejorado sus resultados a lo largo de los años, posicionándolo como uno de los sistemas educativos más destacados del mundo.

 

La implementación de estas evaluaciones es vital para que los docentes puedan ajustar sus planes de estudio y mejorar el rendimiento académico de los estudiantes. Sin estas pruebas, será difícil cumplir con los objetivos de la Agenda 2030, que busca garantizar una educación de calidad para todos.