México perdió la controversia comercial con Estados Unidos sobre la importación de maíz transgénico en el marco del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC). Este fallo, emitido por un panel internacional, obliga a México a cumplir con las resoluciones en un plazo máximo de 45 días. La disputa no solo tiene implicaciones económicas, sino también sociales y ambientales, avivando un debate sobre la soberanía alimentaria y el comercio internacional.
Contexto del fallo
El panel de solución de controversias del T-MEC concluyó que las restricciones mexicanas al maíz transgénico estadounidense no están fundamentadas en ciencia ni cumplen con las normas internacionales, como establece el tratado. Katherine Tai, representante comercial de Estados Unidos, celebró el fallo:
“El panel reafirma nuestras preocupaciones sobre las políticas biotecnológicas de México y subraya la importancia de un comercio basado en evidencia científica”, afirmó en un comunicado.
Entre las medidas mexicanas cuestionadas estaba la prohibición del uso de maíz transgénico en masa y tortillas, así como la eliminación gradual de su uso en alimentos y forrajes, establecidas en un decreto presidencial de febrero de 2023. Estados Unidos argumentó que estas medidas perjudicaban sus exportaciones agrícolas, cuyo valor ascendió a 4,800 millones de dólares entre enero y octubre de 2024.
Implicaciones del fallo
El panel dictaminó que México violó las disposiciones del Capítulo 31 del T-MEC en siete reclamaciones presentadas por Estados Unidos, incluyendo medidas sanitarias y fitosanitarias, trato nacional y acceso al mercado. Según el fallo, México deberá ajustar sus políticas para alinearse con el tratado.
El Gobierno de México, a través de la Secretaría de Economía, expresó su desacuerdo con la resolución, argumentando que sus medidas buscan proteger la salud pública, los derechos de los pueblos indígenas y la conservación de los recursos naturales. Sin embargo, confirmó que respetará la decisión del panel, reconociendo la importancia del sistema de solución de controversias del T-MEC.
“El gobierno reitera su compromiso con la salud, la cultura y los derechos indígenas, reconocidos como preocupaciones legítimas por el Panel”, afirmó la Secretaría de Economía en un comunicado.
Impacto en el comercio y la soberanía alimentaria
Este fallo representa una victoria para los agricultores y exportadores de Estados Unidos, quienes ven asegurado su acceso al mayor mercado de maíz transgénico en el mundo, pero, para México, la resolución genera preocupaciones sobre el impacto en los productores locales y la soberanía alimentaria.
Blanca Juárez, investigadora en temas de comercio y medio ambiente, explicó: “El fallo limita la capacidad de México para establecer políticas alimentarias independientes. Es un recordatorio de las restricciones que imponen los acuerdos comerciales internacionales”.
Por otro lado, Víctor Villalobos, secretario de Agricultura y Desarrollo Rural, destacó que México continuará buscando formas de proteger a los productores nacionales. “Nuestra prioridad es garantizar que los valores y derechos de los mexicanos sean defendidos en el marco del comercio internacional”, aseguró.
Reacciones en ambos lados de la frontera
En Estados Unidos, los exportadores de maíz celebraron la resolución como una oportunidad para fortalecer su presencia en el mercado mexicano. Katherine Tai reiteró que este fallo es clave para garantizar la igualdad de condiciones y fomentar el comercio agrícola sostenible.
Por su parte, organizaciones ambientalistas y de derechos indígenas en México manifestaron su rechazo a la decisión. Ana Hernández, portavoz de Greenpeace México, calificó el fallo como una “amenaza para la biodiversidad y la salud de los mexicanos”. Además, advirtió sobre los riesgos asociados al uso de glifosato, un herbicida comúnmente utilizado con cultivos transgénicos.
Qué sigue para México
México tiene hasta el 3 de febrero de 2025 para ajustar sus políticas según lo dictaminado por el panel. De no cumplir, podría enfrentar represalias comerciales, como aranceles o restricciones adicionales por parte de Estados Unidos.
Luz María de la Mora, experta en comercio internacional, sugirió que México use este tiempo para renegociar aspectos del tratado relacionados con la biotecnología. “Es fundamental que el gobierno busque acuerdos que equilibren la protección del comercio y la soberanía alimentaria”, afirmó.
El caso del maíz transgénico pone en evidencia el delicado equilibrio entre comercio, ciencia y soberanía alimentaria. Si bien el T-MEC ofrece beneficios en términos de integración económica, también impone desafíos para los países que intentan proteger sus valores culturales y medioambientales.
Para México, esta disputa no solo se trata de maíz, sino de un modelo de desarrollo que respete la biodiversidad y la salud de su población. Como señaló el subsecretario de Comercio Exterior, Alejandro Encinas Nájera, “El comercio no debe ser un fin en sí mismo, sino una herramienta para mejorar la vida de las personas”.