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Más vivo el legado de Pedro Linares en la cartonería

Más vivo el legado de Pedro Linares en la cartonería

Pedro Linares López (1906–1992) nació el 29 de junio de 1906 en el barrio de La Merced Balbuena, Ciudad de México. Aprendió de su padre el oficio de cartonero al elaborar Judas, calaveras y piñatas. Relató su nieto David Linares: “En 1917, cuando él tenía 11 años, cayó enfermo, muy grave, con fiebre altísima. En ese trance tuvo un sueño en el que vio criaturas imposibles y escuchó cómo gritaban ‘alebrije, alebrije’.

 

Trece años después, en 1930, decidió materializar esas visiones y usar el único material que tenía: papel y engrudo. Ahí nació el primer alebrije. No lo hizo para venderlo. Lo hizo para librarse del sueño que tanto lo atormentaba.

 

“Fue su forma de darle vida a algo que lo había marcado profundamente”, explica David durante el conversatorio “La vida y obra de Pedro Linares”, que se llevó a cabo el sábado 28 de junio de 2025, en el Museo Nacional de Culturas Populares (MNCP), recinto de la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, como parte de un homenaje al creador de los alebrijes a 119 años de su natalicio.

 

Los alebrijes se consolidaron como símbolos del arte popular mexicano gracias al talento y constancia de Linares. En los años cuarenta, su trabajo atrajo la atención de Diego Rivera –quien se convirtió en su primer gran promotor– encargándole piezas para la Casa Estudio Diego Rivera y Frida Kahlo, el San Ángel Inn y el Anahuacalli.

 

El legado familiar: tradición viva y evolución 

 

Hoy, más de 80 por ciento de la descendencia directa de Pedro Linares se dedica a la cartonería.

 

Por ejemplo, Gerardo Linares Gómez, bisnieto del maestro, destacó la responsabilidad de continuar la tradición: “Es un gran compromiso llevar este apellido. Mi papá siempre nos dijo que no era obligación, pero si decidíamos dedicarnos había que hacerlo bien, con amor. Hay que respetar el trazo, el volumen, la esencia que mi bisabuelo nos dejó. Yo me inspiro mucho en los insectos. Observar su forma, su color, su adaptación, me da ideas para mis piezas. Es importante innovar sin distorsionar el arte. Cada generación tiene que aportar algo propio, pero siempre respetando el origen”.

 

David Linares agregó: “A todos nos enseñaron a valorar el trabajo. Antes de ponerle precio a una pieza, hay que ponerle corazón. Por eso seguimos con el mismo cuidado, el mismo trazo, el mismo proceso. Aunque ya no usemos los mismos pigmentos, conservamos la calidad que él nos exigía”.

 

Un homenaje con actividades para todo público 

 

En palabras de la directora del MNCP, Jessica Morales Vega: “Desde que la familia Linares nos propuso este aniversario, nos sentimos sumamente honrados. Sabemos la historia y la importancia de este arte. Aquí promovemos la cultura viva, la que pasa de generación en generación”.

 

El homenaje, agregó, es un acto de justicia y un compromiso con la cultura viva: “Sabemos la historia, sabemos que el alebrije es hoy símbolo nacional e internacional gracias al genio de Pedro Linares. Aquí se reconoce la raíz, la técnica, la herencia. Y aquí siempre serán bienvenidos”.

 

Como parte de las actividades, se realizó el taller “Iniciación a la cartonería: modelado con papel y engrudo”, impartido por David Linares, Salma Linares y María Elena Gómez, quienes así promoven y mantienen viva la tradición cartonera.

 

“La idea es que la gente se lleve un pedacito de arte a su casa. Es apoyar a la tradición viva y a quienes la mantenemos”, explicó David Linares Vargas.

 

El Museo Nacional de Culturas Populares resguarda una de las colecciones más importantes de cartonería Linares, con piezas adquiridas desde los años ochenta. El catalogador del museo, Lázaro González Peña, recordó: “Aquí tenemos calaveras, máscaras, Judas, payasos, personajes de oficios, el raspador de maguey, los vendedores del mercado. Son piezas únicas que cuentan la historia del pueblo de México y de la creatividad inigualable de los Linares”.

 

Y agregó: “El museo se enorgullece de ser su casa. Abrimos las puertas para este homenaje porque sabemos el valor que tienen estas obras no solo para México, sino para el mundo. Desde Europalia 93, en Bélgica, hasta exposiciones en Canadá y Portugal, la familia Linares ha llevado la cartonería mexicana a escenarios internacionales”.

 

En 2021, el término fue registrado oficialmente como creación intelectual de don Pedro, reconociendo así su origen y vigencia en la Ciudad de México.

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