19 septiembre, 2024

 

En las primeras horas de la madrugada de este 14 de agosto de 2024, Mario Marín, exgobernador de Puebla y figura central en uno de los escándalos políticos más sonados de los últimos tiempos, regresó a su hogar tras ser beneficiado con un cambio de medida cautelar por parte de la justicia mexicana.

 

Saliendo del penal del Altiplano a las 23:30 horas del día anterior, Marín fue trasladado bajo estrictas medidas de seguridad en una camioneta de la Guardia Nacional, acompañado por una ambulancia hasta su residencia en el exclusivo barrio de San Ángel, en el municipio de Xilotzingo, Puebla. Este operativo culminó alrededor de las 4:00 horas, marcando el inicio de su arresto domiciliario.

 

La jueza Angélica del Carmen Ortuño Suárez, del Segundo Distrito en Quintana Roo, dictaminó la medida el pasado sábado, argumentando que Marín no representa un peligro de fuga, lo que le permitió continuar su proceso en casa en lugar de la cárcel. La decisión judicial viene después de un largo período de detención iniciado en 2021, cuando Marín fue capturado en Acapulco acusado de tortura y abuso de autoridad relacionados con la detención ilegal de la periodista Lydia Cacho en 2005.

 

Como parte de las condiciones para su arresto domiciliario, Marín debe usar un brazalete electrónico y está bajo constante vigilancia por parte de la Unidad de Vigilancia y Medidas Cautelares del estado. Además, se le ha prohibido salir del estado de Puebla o del país y debe mantenerse alejado de Lydia Cacho, la periodista cuyo caso de tortura fue crucial para su detención inicial.

 

Activistas y defensores de derechos humanos expresan preocupación y vigilancia continua sobre el cumplimiento de las medidas impuestas a Marín, destacando la necesidad de garantizar la seguridad y justicia para Lydia Cacho. Por otro lado, algunos residentes de Puebla y seguidores políticos de Marín han mostrado su apoyo al exgobernador, alegando que su derecho a un juicio justo debe ser respetado.

 

El nombre de Mario Marín se vincula inevitablemente al escándalo que surgió de una llamada filtrada con el empresario Kamel Nacif, donde este último agradecía a Marín por la detención de Cacho. El caso reveló conexiones profundas entre políticos y redes de trata infantil, detalladas en el libro de Cacho, “Los Demonios del Edén”. Este episodio no solo ensombreció la carrera de Marín sino que también expuso la corrupción enraizada en ciertos sectores de la política mexicana.

 

Con el cambio a prisión domiciliaria, el caso de Mario Marín sigue abierto y su desarrollo continúa bajo la atenta mirada de la opinión pública. Las próximas audiencias y decisiones judiciales serán cruciales para determinar el curso final de este largo proceso judicial. Mientras tanto, Marín deberá ajustarse a una vida bajo vigilancia y limitaciones severas, mientras el país sigue debatiendo y analizando las implicaciones de su caso en la justicia y la política en México.